La montaña

Covid-19, necesidades y tareas inaplazables

columna oscar loza ochoa

 

Es tarde/ pero es todo el tiempo/

que tenemos a mano/ para hacer el futuro.

Pedro Casaldáliga

 

La seguridad ciudadana es un asunto de primerísimo orden. Y debe serlo, sin duda, para la 4T. Llama la atención lo declarado por Oscar Fidel González Mendívil que, citando la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública de 2018, estimó que en Sinaloa había 703 mil 452 víctimas. Y fue más allá al tomar como referencia la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018, que establece como promedio de miembros de una familia sinaloense en 3.54. ―Podemos asumir -dijo- que el cálculo aproximado de víctimas en el estado de Sinaloa, un cálculo que se aproxima más a la realidad, nos arrojaría como resultado, para 2018, 2 millones 400 mil 220 personas. Preocupan esas cifras en una población de alrededor de 3 millones de habitantes.

 

Hemos insistido también en que ninguna instancia local o federal se ha preocupado por elaborar un padrón de los ciudadanos en situación de alta vulnerabilidad, lo que nos daría no sólo la magnitud del problema, además de la posibilidad de orientar las políticas públicas hacia una atención muy concreta hacia ellos. A nivel de Culiacán, es el Banco de Alimentos (un grupo privado), quien hace una primera estimación del problema en estos términos: “En nuestra institución llevamos desde el primer momento de la cuarentena atendiendo a las familias desempleadas adultos mayores con alta marginación y vulnerabilidad y contrario a lo que se esperaba con la reactivación económica, las solicitudes de despensas no han disminuido. Hasta el 90 por ciento de familias que ocurren por ayuda están sin empleo”. ¿Dónde están las autoridades y las políticas públicas que deben atender esta situación?

 

El 14 de abril la autoridad estatal dijo que teníamos tres escenarios en el marco de la crisis sanitaria, el más dramático estimaba 2 mil 646 defunciones. Para cuando se lea esta columna ya habremos arribado a ese “escenario catastrófico”. Es cierto que en los últimos días la tendencia de contagios es a la baja, un poco lenta, pero a la baja. Y en defunciones se informa que ya se rompió el piso de las 20 diarias, pero seguimos siendo considerados con alto riesgo de contagio y sepultando paisanos en cifras de dos dígitos por jornada. Los esfuerzos a realizar por la autoridad y por nosotros no deben desmayar ni tampoco caer en tentaciones de autoritarismo, como lo manifiestan algunas medidas administrativas o lo pretenden iniciativas desde partidos políticos.

 

No a todos nos ha ido mal con la crisis sanitaria y económica. Así lo entendió la Comisión de Protección Civil del Congreso del Estado, quien toma posición frente a la especulación con medicinas, en estos términos: “Se exhorta al Delegado de la Procuraduría Federal del Consumidor en Sinaloa para que de manera urgente y en el marco de sus atribuciones y competencias, sancione a revendedores y a las farmacias por el sobreprecio desmedido e injustificado de los medicamentos prescritos para combatir el Covid-19. El hecho de lucrar con la salud de los más necesitados es un acto reprobable”. Es un crimen diría yo. ¿Serán los únicos especuladores que han amasado fortuna en el marco del Covid-19?

 

La crisis del coronavirus no ha traído aprendizaje para muchos de los funcionarios públicos y menos el despedirse de las viejas formas de tratar los problemas y reclamos públicos. Y con ello las manifestaciones de los sectores sociales afectados se multiplican. La jornada del pasado lunes 17 es un buen botón de muestra: se manifiestan choferes de camiones urbanos en el Ayuntamiento de Culiacán por la mañana y los trabajadores del Stasac a las 2 pm. Y se inicia una huelga de hambre de locatarios del Centro Histórico en el mismo edificio. Hasta hoy jueves el Presidente no accede a un diálogo con los huelguistas: Miguel Ángel Millán Meza y Alejandro Urías Angulo. Tampoco con los otros manifestantes.

 

La respuesta de Estrada Ferreiro ante el sindicato de trabajadores: un oficio a las dependencias buscando impedir la manifestación y su declaración a la prensa: “Es una irresponsabilidad del líder sindical convocar a una manifestación de ese tipo en este momento. A mí no me afecta en nada que se manifiesten, pero ponen en riesgo a sus compañeros y causan molestias a la ciudadanía”. Desde que inició esta administración municipal las prestaciones que contempla el contrato colectivo no se han entregado, como parte de la beligerancia del Presidente hacia la organización sindical.

 

En el marco nacional hay otras preocupaciones de mayor calado que deben ocupar nuestro tiempo y atención, sobre todo adelantando la post pandemia. Michael Roberts se pregunta: ― ¿La inflación aumentará una vez que se hayan relajado los bloqueos de la pandemia? La economía dominante no tiene ni idea. En las principales economías del mundo hay una tendencia a la caída de precios de los bienes y servicios principales desde los ochenta. Y la pandemia ha impuesto en todo el mundo el confinamiento, el bloqueo de no pocas actividades y el despido de muchos trabajadores. Oferta y demanda de bienes y servicios se desplomaron. Son muchas las interrogantes que se abren para el futuro inmediato en materia económica. ― ¿Por qué nos importa cuál es la tasa de inflación? ―Se vuelve a preguntar Roberts. Y se responde que los trabajadores no desean que la carestía les coma sus salarios y que los empresarios no desean que los precios se derrumben porque ello los obligaría a detener la producción o a la quiebra. El Gobierno federal y el Congreso de la Unión deben trabajar ya para un Presupuesto 2021 que contemple políticas anticíclicas y que defiendan el poder de compra de los trabajadores. Vale.

 

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Twitter @Oscar_Loza