columna oscar

La política pública de redistribución debería concentrarse

en la desigualdad de los ingresos del trabajo.

Thomas Piketty

 

La Cámara de Senadores dice tener agenda para el presente período de sesiones. Y en ese prontuario está el tema eléctrico, el outsourcing, la reforma al Banco de México y la deuda pública. Alegra saber que hay por delante una buena lista de tareas en corto tiempo, mismas que deben estar bañadas por la opinión ciudadana, pues lo peor que puede pasar es que dejemos esos asuntos tan importantes al criterio exclusivo de los senadores. Si esos temas nos afectan en toda la vida pública y en lo personal, el debate debe desbordar los muros del Congreso de la Unión.

 

Si hablamos de deuda pública, desde el seno de la sociedad debemos decir que, en el debate parlamentario no puede ignorarse que hay cambio de circunstancias, factor que a nivel internacional resulta determinante para sustanciar que, con la emergencia de la pandemia y la profunda recesión, ni el pago del servicio de la deuda ni el pago de la deuda misma pueden seguirse cumpliendo. Hay más de media docena de países que han incumplido el pago, como Zambia, por las razones expuestas. El fardo de la pandemia en México es cosa muy grave, pues somos el tercer país en registro de muertes por Covid-19, lo que habla de ese cambio de circunstancias, que debe plantearse a la hora de las negociaciones.

 

También podemos plantearnos el legítimo derecho a ejercer la soberanía como Nación y con ello practicar auditorías a la deuda pública y, en su caso, la suspensión a la misma. La Cámara de Senadores no puede soslayar ninguna opción a seguir en la negociación con los acreedores o en el ejercicio de la soberanía en materia de deuda pública. Lo mismo podemos decir cuando se toquen las reformas al Banco de México: la llamada autonomía del Banxico es uno de los engaños de mayor trascendencia, toda vez que, si bien guarda distancia respecto al Gobierno federal siendo parte del Estado mexicano, no lo es así respecto a la burocracia internacional que le impone las políticas monetarias a través del FMI y el Banco Mundial.

 

Las tareas para el primer período ordinario de sesiones 2021 también hablan del tema eléctrico, en el que debe imperar mucho la actitud patriótica para el rescate del sector y no se diga sobre el tema del outsourcing, donde se deben remontar las políticas públicas que condenan al mundo del trabajo a los empleos indecentes como les llama la OIT o la esclavitud moderna. Ojalá que los legisladores estén a la altura que el presente reclama.

 

Los errores nos hacen pagar facturas muy caras. Nuestros descuidos de los últimos días de diciembre pasado nos hicieron incrementar en Sinaloa el número de contagios en un 92 por ciento (2 mil 92 casos más). Enero con un total de 4 mil 355 casos es el mes más preocupante desde el 28 de febrero de 2020 en que iniciamos este viacrucis de la pandemia. La alegría navideña y de fin de año se trocó en esos dolores de cabeza y en la pérdida de 434 vidas por Covid-19 en enero pasado (58 por ciento más que el mes de diciembre).

 

Desde antes se navidad el pueblo mazatleco fue consultado sobre la posibilidad de organizar el Carnaval 2021, la respuesta fue un no contundente. Hubo sentido común y se adelantó una sabia actitud por el riesgo que significaba el fin de año y luego las fiestas carnestolendas. Lo menos que esperábamos era una congruencia en las políticas sanitarias ante la emergencia que no cede, pero ante la negativa de otros países para organizar la Serie del caribe 2021, empresarios del beisbol y gobernantes se apresuraron a ofrecer a Mazatlán y sus instalaciones como sede. Y puestos en el compromiso, bien pudo haberse cumplido sin público, así como funcionó buena parte de la temporada beisbolera del Pacífico, pero se optó por permitir el lleno del Estadio Teodoro Mariscal.

 

Una semana de descuido de fin de año tuvo el costo señalado, ¿cuál será el precio de una semana al ritmo de tres llenos atiborrados diarios del estadio sede? Contando además con saturación de hospedaje y el puerto de Mazatlán como un masivo tianguis. Por cada semana de descuidos, dicen los entendidos, tendremos un mes de incremento de dolores y lamentaciones. ¿Cuáles serán las cifras de febrero? No tardaremos en saberlo. Lo que sí adelantamos es que ninguna cifra de las ganancias generadas podrá compensar uno solo de los contagios, menos el deceso de algún ciudadano.

 

Llamamos de nuevo la atención sobre el problema de las desapariciones forzadas, no sólo porque no cede la cuota diaria de las mismas, sino porque cobran fuerza las amenazas que reciben los grupos de familiares que se dedican a la búsqueda de sus seres queridos que no regresaron a sus hogares. Bien vale la pena detenerse otra vez a pensar qué tan oportuno es el apoyo oficial para ese trabajo y porqué portillos se cuelan los delincuentes que las amenazan en pleno trabajo de búsquedas sin que haya acción de la autoridad que los pare en seco. Urge una política de Estado en la materia. No basta con legislar sobre algunos aspectos. Vale.

 

www.oscarloza.com

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Twitter Oscar_Loza