“La sordera institucional ante el rugido del Tesoro: México y su tibia respuesta al lavado de dinero”
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- Publicado: Lunes, 30 Junio 2025 08:07
- Escrito por Vision Ciudadana
La reciente acción del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que señaló directamente a tres instituciones financieras mexicanas —CIBanco, Intercam Banco y Vector Casa de Bolsa— por estar vinculadas con esquemas de lavado de dinero relacionados con el tráfico de fentanilo, representa no solo una llamada de atención internacional, sino también una profunda sacudida al sistema financiero nacional. Sin embargo, lo verdaderamente escandaloso no es solo la acusación, sino la pálida, casi sumisa respuesta del Gobierno de México.
El comunicado oficial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se limita a señalar que “no se ha recibido evidencia contundente”, mientras que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) se escuda en que ha detectado “solo irregularidades administrativas”. Como si estuviésemos hablando de fallas en el llenado de formularios y no de acusaciones que vinculan a bancos mexicanos con el financiamiento del crimen organizado transnacional.
¿Dónde está la indignación institucional? ¿Dónde el despliegue urgente de investigaciones profundas? ¿Dónde el posicionamiento político firme para defender —o esclarecer— la integridad del sistema financiero nacional? La reacción del Gobierno mexicano ha sido, en el mejor de los casos, una nota diplomática disfrazada de protocolo, y en el peor, un acto de omisión que podría rayar en la complicidad.
Resulta inaceptable que las autoridades mexicanas minimicen los hechos argumentando la falta de pruebas directas, cuando en realidad EE. UU. ha documentado, mediante el FinCEN, una serie de operaciones detalladas que incluyen montos, periodos, rutas de transferencia y hasta reuniones de ejecutivos con presuntos miembros del crimen organizado. Esta no es una acusación improvisada: es una acción tomada bajo una ley federal estadounidense específica (la FEND Off Fentanyl Act) con consecuencias legales y financieras reales.
Más preocupante aún es el mensaje que se envía al mundo: México parece más preocupado por no incomodar a sus socios bancarios que por enfrentar con determinación una posible infiltración sistemática del narcotráfico en su estructura financiera. La tibieza oficial contrasta con el nivel de riesgo al que nos enfrentamos, y plantea serias dudas sobre la eficacia de nuestras políticas de Prevención de Lavado de Dinero (PLD) y de nuestro marco de supervisión bancaria.
En un país que ha sufrido durante décadas las consecuencias del narcotráfico, no se puede permitir una actitud de negación ni de dilación. Lo que está en juego no es solo la reputación internacional de las instituciones mexicanas, sino la viabilidad misma del Estado para combatir estructuras criminales que ya no solo dominan territorios, sino que pueden estar ocupando discretamente oficinas con vista al Paseo de la Reforma.
El Gobierno de México debe actuar con firmeza. No se trata de defender ciegamente a las instituciones señaladas, sino de exigir toda la información, investigar con rigor, aplicar sanciones si corresponde y, sobre todo, enviar una señal inequívoca de que en este país no se protege ni se encubre al dinero sucio. Callar o minimizar es convertirse, por omisión, en parte del problema.
Mientras Estados Unidos aplica sanciones para desmantelar la red financiera del narcotráfico, México parece atrapado en el letargo institucional. ¿Hasta cuándo seguiremos reaccionando con diplomacia cuando lo que se requiere es acción decidida?
CPC, LD y MI Gilberto Soto Beltrán
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