En la raya

El IMSS Bienestar: la trágica continuidad del fracaso….un análisis crítico

columna joseluisLa reciente retahíla del gobernador Rubén Rocha contra el delegado de IMSS Bienestar, doctor Julio Quintero, pone en evidencia las tensiones internas que surgen tras la evaluación del proceso de centralización del nuevo sistema de salud. todo esto tras el encuentro reciente, que reunió a 23 gobernadores con la presidenta Claudia Sheinbaum, revela no solo la disconformidad ante un modelo que parece destinado al fracaso, sino también la falta de autocrítica en la actual administración de la 4T.

 

Desde su llegada al poder en 2018, López Obrador tomó una decisión drástica: desmantelar el Seguro Popular para crear el INSABI, un proyecto que se ha ganado más críticas que elogios. La promesa de transformar el sistema de salud en uno que superara incluso el de Dinamarca se ha desmoronado ante la dura realidad de la corrupción y la mala gestión. que sumada a toda la retórica del ex- presidente se contabiliza un acumulado de más de 150,000 mentiras públicas, convirtiendo la retórica presidencial en una serie de promesas vacías.

 

La crítica mordaz de López Obrador al Seguro Popular, definido como “ni seguro ni popular”, fue el preludio de un cambio que parecía prometedor, pero que rápidamente se tornó en un desastre. Desde 2019, cuando los gobernadores opositores ya se mostraban renuentes al centralismo del INSABI, quedó claro que el camino hacia la eficiencia estaba minado por un deseo de control absoluto. La descentralización que logró el Seguro Popular, que atendía a 57 millones de derechohabientes, fue arrasada sin contemplaciones. El resultado: en apenas dos años, el Insabi redujo esta cifra a 30 millones, dejando a 27 millones sin atención.

 

El deterioro de los servicios de salud no es solo una cuestión numérica; responde a un verdadero daño patrimonial que, como fue revelado por la Auditoría Superior de la Federación, ha alcanzado cifras alarmantes. En abril de 2023, se identificó un daño de 177,000 millones, que para junio se disparó a 409,000 millones, un escándalo que supera al fraude de Segalmex, mostrando la magnitud del desfalco. A este punto, resulta pertinente preguntarse si el descalabro del Insabi es comparable al propio fracaso de proyectos emblemáticos del gobierno, como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas.

 

En un esfuerzo por enmendar el rumbo, AMLO creo el IMSS Bienestar, una réplica del Insabi que refleja el mismo patrón de centralización y gigantismo que ha fallado estrepitosamente en el pasado. Los estados, que deberían ser socios activos en la provisión de salud, se encuentran despojados de recursos y capacidades, dejándolos en la impotencia frente a decisiones que se toman en la cúpula del poder.

 

Las declaraciones del gobernador Rubén Rocha son un grito de auxilio que resuena en un terreno fértil de frustración, donde las soluciones propuestas por la administración se perciben más como remiendos que como efectivas intervenciones. La reunión con la presidenta Sheinbaum, lejos de arrojar luz sobre los problemas existentes, parece haber sido un mero trámite, donde se evitan abordar las causas reales de los errores y la corrupción en el sistema de salud.

 

Finalmente, resulta inquietante que, en lugar de fomentar un ambiente de autocrítica y reflexión, se imponga un 90% de obediencia ciega entre los funcionarios. ¿Hasta cuándo se tolerará este ciclo de ineficiencia y desmesura? La historia reciente nos enseña que un sistema de salud robusto necesita de la humildad para reconocer sus fallas y la voluntad colectiva para corregirlas. En lugar de repetir los mismos errores, es hora de repensar el enfoque, de descentralizar y de fortalecer la salud pública desde las bases, escuchando las voces de quienes realmente conocen las carencias del sistema.