Dicen que cuando la perra es brava, hasta los de la casa muerde. Este viejo refrán se hace eco en el escenario político actual de México, donde recientes sucesos relacionados con la supuesta intervención de una agencia gubernamental de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico han desatado un torrente de especulaciones y confrontaciones. En especial, el debate ha tomado fuerza en la conferencia "la mañanera" de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien se ha visto inmersa en una contienda verbal con figuras clave del entorno de la 4T.
Por un lado, Jesús Ramírez, el ex jefe de prensa del presidente López Obrador, ha sido señalado como el "Fouché" de la administración actual, mientras que otros lo tildan de ser el Goebbels de AMLO. Su acusación hacia La Jornada y su directora, Carmen Lira, quien publicó en primera plana una fotografía de agentes estadounidenses supuestamente involucrados en acciones en territorio mexicano, no ha pasado desapercibida. Ramírez sostuvo que dicha publicación fue deliberada y con mala intención, mientras que la presidenta Sheinbaum insistió en que todo era un "montaje" y que no había participación alguna de Estados Unidos en las operaciones antinarcóticos.
El dilema, sin embargo, se agrava ante la falta de aclaraciones por parte de la presidencia de la República, quien tiene la responsabilidad de informar sobre este tipo de relaciones internacionales. Esta ambigüedad se produce en un contexto de creciente tensión entre el gobierno mexicano y su homólogo estadounidense, y aviva un ambiente de confusiones que no solo agravan las diferencias diplomáticas, sino que también generan una crisis de credibilidad dentro del mismo gobierno.
Más inquietante que la falta de claridad sobre las supuestas intervenciones estadounidenses es el evidente choque al interior de la 4T. No es ninguna novedad que Jesús Ramírez y Carmen Lira han sido dos de los principales ideólogos y propagandistas de López Obrador. Sin embargo, esta disputa entre ellos plantea preguntas cruciales sobre el futuro de Morena. ¿Es esto una fisura significativa o simplemente un diferendo superficial? ¿Acaso hay alguna verdad detrás de las insinuaciones de que Estados Unidos opera directamente en México en contra del crimen organizado?
Carmen Lira, fundadora de La Jornada y figura emblemática de la izquierda mexicana desde los tiempos del Frente Democrático Nacional, ha sido partícipe y testigo de la transformación política que ha vivido México en las últimas décadas. Su relación con AMLO ha sido de complicidad y apoyo mutuo. Sin embargo, este reciente enfrentamiento sugiere que las lealtades pueden estar empezando a cuestionarse. El hecho de que dos figuras tan cercanas a la narrativa oficial discrepen abiertamente es un sintoma de que algo más profundo puede estar en juego.
Además, no debemos perder de vista el impacto de la desinformación. La historia política está repleta de ejemplos en los que la manipulación de la información ha servido para justificar acciones que después resultan ser catastróficas. Recordemos la invasión de Irak hace más de dos décadas, basada en la falsa premisa de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. La urdimbre de mentiras tejidas en torno a las decisiones políticas puede tener consecuencias fatales.
En este contexto, la falta de transparencia y el silencio inquietante de la presidencia se convierten en elementos peligrosos que alimentan la especulación. La sociedad mexicana merece respuestas claras y verídicas. Si el gobierno de Estados Unidos efectivamente está realizando operaciones en territorio mexicano, es imperativo que se reconozca y se gestione con responsabilidad. De lo contrario, el riesgo de caer en un espiral de desconfianza y desinformación podría resultar en un daño irreparable para todos los involucrados.
La lucha interna en la 4T parece apenas comenzar, pero si hay algo claro es que, en un clima de incertidumbre, los verdaderos intereses políticos y las relaciones internacionales estarán bajo el escrutinio de quienes demandan claridad, y sobre todo, verdad.