gilberto sotoEl reciente análisis financiero del Poder Ejecutivo Federal al cierre de 2024 revela un panorama que no debe ser minimizado: los ingresos públicos disminuyeron, el gasto aumentó significativamente, y el déficit del ejercicio se triplicó con respecto al año anterior. Aun cuando el gobierno mantiene una liquidez notable, el deterioro del patrimonio público y el crecimiento desmedido del endeudamiento representan un riesgo estructural que exige acciones inmediatas y sostenidas.

 

La cifra más elocuente es el desahorro de 1.83 billones de pesos en 2024. A pesar de contar con recursos para cubrir sus pasivos de corto plazo, el Poder Ejecutivo está acumulando deuda para financiar un gasto que, en gran medida, no se traduce en crecimiento productivo ni en fortalecimiento institucional. La alta proporción de transferencias sociales y subvenciones sin mecanismos de evaluación de impacto hace que una parte importante del presupuesto público pierda fuerza transformadora.

 

A este contexto se suma un endeudamiento creciente: los pasivos totales representan casi 1.6 veces el total de los activos del Ejecutivo, lo que implica una posición patrimonial neta negativa y en deterioro. El problema, por tanto, no es solo fiscal, sino estructural. Estamos frente a un modelo que ha priorizado el gasto expansivo sin garantizar su sostenibilidad a mediano plazo.

 

¿Qué hacer? Las respuestas son complejas, pero necesarias. En primer lugar, urge una disciplina fiscal gradual, que racionalice el gasto corriente y priorice inversiones de alto impacto social y económico. En segundo lugar, una reforma hacendaria progresiva debe ampliar la base tributaria sin sacrificar la equidad ni la actividad económica. Tercero, la deuda pública debe gestionarse con visión de largo plazo, estableciendo metas realistas de balance primario y diversificación del financiamiento.

 

El 2025 no puede ser otro año de espera. La coyuntura exige decisiones firmes, técnicas y valientes. Apostar por el equilibrio fiscal no significa frenar el desarrollo, sino asegurar que este sea duradero, justo y sustentado en instituciones fuertes. La contabilidad gubernamental no es solo un registro: es el espejo en el que un Estado se mira y define su legado.

 

 

CPC, LD y MI Gilberto Soto

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