La montaña

La política un corrector efectivo

columna oscarSegún parece ya nos viene de a derecho la de malas.

Nada de que hay que echarle nudo ciego a este asunto.

Juan Rulfo

Se nos viene el mundo encima. Y no por partes, sino en cascada. Qué otra cosa podemos pensar ante la incontenible inflación y el desabasto mundial y local. No son las únicas partes de la lava volcánica que pareciera llegar como marejada. Allí está también el Covid-19 que vuelve agarrar vuelo en el país y en Sinaloa, mientras la viruela del mono amenaza con volverse un nuevo quebradero de cabeza. Pero si la violencia no se va en mejores tiempos, menos dará marcha atrás en las crisis múltiples, sobre todo si florecen los vicios de corrupción al interior de las corporaciones, que empeoran la situación de la seguridad.

Y, por si fuera poco, ya se habla de recesión de la economía. Allende las fronteras, particularmente en Europa y Estados Unidos y, desde luego, en México. Se dijo mucho que la recuperación franca de la economía se daría en 2021 y 2022. Pero la vida nos ha jugado con factores que no habíamos tomado en cuenta: la producción y la capacidad de poner oportunamente en los mercados los alimentos y otros productos demandados, no ha sido eficiente. La pandemia enmoheció los engranajes de la maquinaria que asegura el funcionamiento de los mercados y los rijosos que juegan a la guerra, no sólo en Ucrania, han paralizado esa maquinaria.

Las cosas en materia de crecimiento de la economía empiezan a preocupar. El crecimiento en el primer trimestre apenas alcanzó el 1 por ciento y a pesar de un anémico optimismo del Banco de México (que reconoció recientemente baja en el dinamismo económico), ya se habla que en la segunda parte del año no nos irá mejor. Varios bancos y el FMI no van más allá de considerar un 2 por ciento para el crecimiento de este año. Y si en las consideraciones metemos al maldito crecimiento de los precios, que ya escaló al 7.5 por ciento, a estas alturas se han comido tres veces el crecimiento de la economía. La economía mexicana no podrá recuperar lo perdido en 2020 por la pandemia. Ni en este año ni en el próximo.

Este preocupante decrecimiento de la economía, su acompañante (inflación), el Covid-19 (junto a otras amenazas a la salud) y la violencia que se niega a partir, debe mover todos los mecanismos y resortes de la inteligencia para gestionar su solución desde el Estado. Sin tortillas y sin frijol la paz se vuelve una cosa inasible y si consideramos el resto de los problemas mencionados, la situación será muy compleja. Los asuntos económicos y los de seguridad requieren de recursos y muchos, pero el Congreso de la Unión no ha querido entrar en materia.

El mes de agosto es muy importante para esto, porque debe presentarse el presupuesto de egresos de la Federación. Hay un renglón intocado que es el pago al servicio de la deuda pública, que este año consumirá unos 864 mil millones de pesos. Es más del doble que lo invertido en los programas sociales. Gran parte de la deuda es ilegal, inmoral e ilegítima. Seguir pagándola así es multiplicar el número de pobres en México.

Por lo demás hay otros cabos que no pueden quedar sueltos y que cuestan más que meros presupuestos. Un botón de muestra: el pasado viernes 15, los hermanos Ángel David y Eduardo Aguilar Llamas, se presentaron en la Vicefiscalía en Culiacán a denunciar una agresión que habían sufrido. Al salir de la oficina del Ministerio Público, buscaron retirarse a su casa. No se fueron solos, de acuerdo a la familia los siguió una patrulla y un auto particular. Muy cerca de allí fueron bajados del auto en que viajaban y, sin más, desaparecidos. Ángel David apareció muerto y de Eduardo no hay señales. Tampoco de su auto. Si en alguna ocasión la autoridad ha mostrado el peor rostro, es en esta. La única e inmediata línea que tenía eran los denunciados por las víctimas y la inacción fue la respuesta.

Y de esa caída del mundo, nuestro desamor por el medio ambiente es preocupante. Si nuestros atentados a la madre naturaleza no nos han enseñado mucho, la pandemia intenta refrescar nuestra memoria con menos éxito: la nueva fábrica de la Nestlé en Veracruz, la planta de amoniaco en Topolobampo, el modelo de agricultura y minería que siguen sin cambiar en nada, como si la pandemia y cambio climático fueran ajenos a todo esto. El abismo está muy cerca si la tozudez oficial no toma en cuenta que la Nestlé está introduciendo una nueva variedad de cafetos que llevará a la ruina a las variedades arábicas y a miles de productores mexicanos. Abrió nueva planta en el Puerto de Veracruz, no sólo para la exportación. El contrabando de café desde Centroamérica no será novedad, pero es la nueva apuesta de Nestlé. No pocos cafetaleros se lamentan que antes introdujo la roya (plaga de alto impacto) en las plantaciones de café, como una forma de arruinar a los pequeños productores y sacarlos del mercado.

La seguridad sigue siendo una asignatura que no tiene visos de solución. Es un espacio horro de concepción moderna, acorde con las orientaciones de la ONU, del Instituto Interamericano de Derechos Humanos y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Bien haría el gobierno de Sinaloa en revisar las fallas en este renglón de la vida pública. Desde 2017 hemos planteado que hay en el país y en Sinaloa una crisis humanitaria y que los pretendidos avances en esta materia son tan tímidos que no han cambiado el problema de origen. Sería muy sano que antes de cumplir el año el gobierno de Rubén Rocha tenga en sus manos una propuesta.

La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, cumplió este mes 39 años de ininterrumpida labor. Enhorabuena. Vale.

www.oscarloza.com

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Twitter @Oscar_Loza