Agenda Política

¿Cerca la culminación del conflicto entre Congreso y Universidad?

columna jorge= ¡Ni por asomo! No habrá acuerdos en lo sustancial

 

= Tiende a desaparecer la luz al final del túnel

 

= Irreversibles los procesos judiciales en marcha

 

= Reforma judicial, con amplia actividad en Sinaloa

 

= Malas noticias: Donald Trump apabulló a Joe Biden

 

La disposición del Congreso del Estado en el sentido de retirar un recurso de revisión contra un amparo interpuesto por la Universidad Autónoma de Sinaloa y abrir al mismo tiempo la brecha hacia el diálogo, no representa una conclusión al corto plazo en torno al conflicto entre ambas partes -que data ya desde febrero de 2023 -; pero si permite visualizar, por lo menos, una todavía débil luz al final del túnel. Tenue y lejos aún, para acabar pronto.

En efecto, el anuncio en tal sentido, por parte del diputado Feliciano Castro, en su calidad de presidente de la Junta de Coordinación Política del Poder Legislativo, fue mediáticamente celebrado por el encargado de la rectoría de la UAS, Robespierre Lizárraga Otero, al calificarlo, sin el menor criterio político, “como un triunfo legal para la universidad, que nos da la razón y que avala nuestra lucha en la defensa por la autonomía universitaria”.

Robespierre Lizárraga atribuyó la declaración de Feliciano Castro, sin ninguna duda, a una recomendación del presidente López Obrador y a una indicación concluyente de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, “con quien ya tuvimos comunicación y la que nos recomendó mantenernos atentos y en espera de nuevas indicaciones”.

Sin embargo, el encargado de la rectoría de la UAS se mostró firme en exigir, dentro de ese supuesto convenio marco, la resolución de las causas penales en contra de la totalidad de los involucrados -entre ellos, Jesús Madueña, por supuesto – como condición ineludible en la búsqueda de acuerdos, así como el sostener intacta la autonomía de la universidad, en todos sus aspectos, especialmente en la elección de sus autoridades.

A las observaciones de Lizárraga Otero, el gobernador Rubén Rocha -entrevistado la tarde del sábado pasado, a propósito de la visita del senador Ricardo Monreal a Culiacán -contestó, de manera categórica, que, por un lado, él no ha recibido llamada alguna ni del presidente López Obrador ni de la secretaria de Gobernación y que, por otro, los procesos penales, en definitiva “van por otro camino” y “no están sujetos a ningún tipo de negociación política porque se ubican en el ámbito del Poder Judicial”.

En el mismo orden de ideas, Rocha Moya compartió la voluntad política del Legislativo respecto a allanar el camino hacia un diálogo con las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa; pero también recordó que la convocatoria de AMLO marcó como soporte el respeto a la legalidad y el irrenunciable compromiso de mantener el combate contra la corrupción.

Ya desde aquí -a partir de la exigencia del encargado de la rectoría y del claro pronunciamiento del gobernador – se advierte que, en efecto, una posible solución no está a la vuelta de la esquina, ni mucho menos, como no pocos lo han adelantado; por el contrario, mientras los posiciones se mantengan exactamente como al principio, esa tenue luz de esperanza de que hablábamos al arranque de esta columna, podría diluirse rápidamente hasta llegar al punto de febrero de 2023: en la obscuridad total.

Otro diputado, Sergio Mario Arredondo -de los más activos y participativos en el conflicto – reforzó los señalamientos de Feliciano Castro al dejar en claro que la apertura del Congreso del Estado no significa renunciar a la solicitud de rendición de cuentas a la UAS, ni mucho menos dejar a sus autoridades en total libertad para redactar su propia ley orgánica, al margen de los preceptos contemplados en la Ley de Educación Superior para Sinaloa.

Claramente se advierte de que no será fácil, ni de un bando ni de otro, suavizar posturas y llegar a los entendimientos de que se habla. Por lo visto, las partes están dispuestas a ceder; pero de ninguna manera en lo fundamental.

Y si, a lo mejor se advierten algunos avances; pero de esto a llegar a un gran acuerdo, existe una diferencia abismal.

Digo.

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Mientras.

En paralelo a la celebración de los grandes diálogos nacionales para la reforma del Poder Judicial, Sinaloa -como el resto de los estados del país – llevará a cabo sus propios foros de consulta, de manera intensa y bajo la organización de las cámaras federales (senadores y diputados) en forma coordinada con la estructura de MoReNa y el congreso del Estado.

De ese programa local, precisamente, habló el senador Ricardo Monreal Ávila, apenas el sábado pasado, cuando vino aquí a solicitar la anuencia para ello del gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya.

El primero de ellos será de alcance estatal y se llevará a cabo el 08 de agosto, en alguna ciudad de la entidad y será de participación abierta a la sociedad; pero, en particular, a instituciones, personalidades y organismos relacionados con el factor Justicia, en el amplio campo del derecho mexicano.

El resto de la programación se desarrollará en el curso del mes de agosto y se cuidará que se lleven a cabo, por lo menos, en los 7 distritos electorales federales en que se divide la entidad.

De ahí la presencia, en el encuentro del sábado, de diputados federales y diputados locales por Sinaloa. Todos seguirán en funciones, para entonces.

Por lo demás, los grandes diálogos nacionales se realizarán conforme al calendario originalmente programado. De hecho, ya se celebró el primero, en la cámara de diputados y el último, el de las conclusiones, se efectuará en Sinaloa.

Precisamente a esto se refirió el gobernador Rocha Moya en su participación del sábado pasado, al mostrar su beneplácito al senador Monreal por haber elegido a Sinaloa como sede para el que será, sin duda, el más relevante de todos: el de las conclusiones.

Los otros foros, por aquello de que pudiera interesarle, se desarrollarán de conformidad con el siguiente calendario:

El primero de julio, en Jalisco; el 02, en Toluca; el 09, en Chiapas; el 12, en Veracruz; el 23, en Puebla; el 30, en la cámara de diputados y el 06 en la ciudad de Saltillo, estado de Coahuila.

Informados pues.

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Por otro lado.

Ciertamente -como nos rectificó el compañero Pablo Cesar Espinoza en la mesa de análisis de “Alta Voz” – Donald Trump no tenía por qué haber sentido compasión o piedad frente al evidentemente deteriorado estado de salud de Joe Biden; pero cuando menos (independientemente de sus falsedades) cuidarla ciertos códigos que respetan hasta los delincuentes más miserables de este mundo.

Si, de acuerdo, un debate político es una contienda encarnizada, en la que lejos de un humano sentimiento, de lo que se trata es de capitalizar al máximo las debilidades y fallas del adversario hasta aplastarlo ante los ojos de propios y extraños y asegurarse, de una buena vez, la propiedad de la posición en disputa.

Eso es precisamente lo que hizo Trump con Biden: capitalizar todo lo que tenia a su favor y dejarlo, de una buena vez, al borde de lo que parece un nocaut inminente.

Coincidimos plenamente con las encuestas de los principales medios de comunicación de los Estados Unidos, cuyas audiencias vieron ganar a Trump en un 65 por ciento y solo el 35 a Biden. Lo bueno fue que no preguntaron sobre la magnitud en el desenlace.

Y si noviembre está cerca ya para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, más cerca aún se ubica un segundo y último debate entre los candidatos, en cuyo marco Trump saldrá con todo, de nuevo, para apabullar al candidato del partido Demócrata, quien al parecer no será removido, en los términos en los que lo plantean ya sus seguidores.

Bajo estas circunstancias, todo parece indicar que Trump ganará las elecciones de noviembre y que en enero asumirá la presidencia de nuestro país vecino.

Y esto, amigas y amigos lectoras y lectores, no es una mala noticia para México. Se trata de un verdadero desastre para nuestro país, si partimos, de entrada, con las expresiones de odio marcado para todos los mexicanos y también para los inmigrantes de otros partes del mundo que diariamente arriban a los Estados Unidos.

¡Que Dios nos agarre confesados!

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Y hasta aquí por hoy. Nos vamos ya. Dios los bendiga. Ahora y siempre…

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