La montaña

Segunda oleada de la pandemia, deudas y riesgos

columna oscar

La política monetaria y fiscal deben responder

a los objetivos de crecimiento, empleo y reducción de la dependencia.

Arturo Huerta

Más allá de la pandemia, crisis y deuda, hay cosas que no podemos callar. Algo está pasando en las instancias de la prevención y de procuración de justicia, pues la desaparición forzada de personas toca niveles de explosión en Sinaloa. ¿Cómo pensar otra cosa cuando para el mes de octubre pasado ya teníamos registrada la desaparición de 18 jóvenes de la colonia Palos Altos, de la Cruz de Elota? De una sola colonia y de una pequeña ciudad. La impunidad tiene aún una amplia avenida por donde se pasean los grupos responsables de este delito, mientras la autoridad desvela su incapacidad e ineficacia, en el mejor de los casos, frente a un fenómeno que crece con casi cuatro personas que desaparecen a diario en el estado.

 

Europa cierra el otoño con la llegada de una segunda oleada del Covid-19 que la obliga a retomar medidas que ya vivió en el primer momento, pero ahora acompañadas de mayores temores. Para Inglaterra, donde se dice que apareció una nueva cepa en el sur; para Suecia, donde la pretendida inmunidad de rebaño no resultó; para Italia y España, donde las medidas de confinamiento y cierres de negocios y centros de diversión, se buscan asegurar con toques de queda y otras medidas autoritarias; para Francia, donde el confinamiento seco y duro toca a París y algunas otras ciudades importantes, y para el resto del mundo (incluida América, en la que el coronavirus no ha dado tregua, pues es una larga e interminable primera ola), para todos hay lecciones que debemos asumir como aprendidas.

 

Una primera lección es: no hay que bajar la guardia, pues los países que lo hicieron, luego de aplanar la curva de contagios, abriendo negocios y permitiendo viajes en verano, se encontraron con un peligroso repunte del Covid-19 en otoño. La experiencia indica que por cada semana de guardia baja, se requieren de cuatro con mucho esfuerzo para remendar las cifras que se disparan. Una segunda lección es, como señala la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que "en cualquier parte del mundo donde el virus esté presente, si las condiciones facilitan la transmisión, la transmisión va a crecer y vamos a tener más casos y más defunciones".

 

Hay una tercera lección: los promedios nacionales son sólo un referente general, la atención debe centrarse a lo que sucede en los estados y municipios, para que las medidas a tomar tengan la dirección, precisión y oportunidad que reclama la crisis sanitaria y el derecho humano a la salud. Por estos días se multiplican las noticias acerca de la liberación de algunas de las vacunas que se aplicarán, buscando poner brida y estribos al indomable coronavirus.

 

Con ello se abre una esperanza de que la nueva normalidad que labramos ofrezca los espacios y libertades que reclama la vida moderna en sociedad, pero las vacunas no podrán resolver problemas graves que ya arrastrábamos antes de la pandemia y que ésta ha profundizado y magnificado: el incremento de la pobreza, la desigualdad social, el atropello contra la naturaleza, entre muchos otros. ¿Será la cuarta lección o simplemente es una certeza?

 

¿Qué haremos con los pobres (con nosotros mismos) el 2021? El Washington Post ha dicho recientemente que la recesión del Covid-19 es “la más desigual en la historia moderna de EU”. También sostiene que las recesiones golpean más a los hogares pobres y afirma que “esta lo está haciendo a una escala que es la peor en generaciones”. Los renglones del presupuesto 2021 en México para atender la emergencia y a los pobres no son suficientes para las necesidades que resultarán inaplazables en el contexto de la pandemia y la crisis económica. ¿Qué haremos sin los recursos necesarios y frente a los millones de nuevos pobres en nuestro país?

 

Las deudas cobrarán una nueva dimensión en 2021. No sólo la pública, sino la de las empresas y la de los hogares. Ninguna de ellas ha provocado el debate en el Congreso de la Unión, ni en los foros públicos donde especialistas y ciudadanos de a pie se manifiestan cotidianamente. Es necesario echar mano de los números en cada una de ellas para conocer sus dimensiones, pues si la pública alcanza ya más de 12 billones de pesos, ¿de qué tamaño es la deuda de las empresas y qué riesgos corren las micro, pequeñas, medianas y gigantes, de desaparecer?

 

Las limitaciones de las finanzas públicas y de la capacidad del Estado para atender la emergencia que vivimos y los problemas acumulados (magnificados) desdibujarán las políticas públicas y volverán difíciles el trato y la gestión de problemas relacionados con acceso a la salud, empleos, vivienda y seguridad, entre muchos otros. ¿Serán un distractor las elecciones en 17 entidades del país? Esperemos que a la experiencia ciudadana, sin dejar los entusiasmos con que participa en esas coyunturas, le sobre voluntad para cuestionar sobre los compromisos que exigen los tiempos del Covid-19 y la recesión que marcha junto a el y que amenaza con tener un aliento de mayor alcance. La gran coyuntura electoral exige una contundente participación ciudadana, diferente a cualquier otra en la historia nacional. Vale.

 

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