Abusos de legionarios provocan pena y vergüenza a la iglesia

 

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Tras los escándalos de una “herencia maldita” de pederastia en la congregación de los Legionarios de Cristo, que comenzó con su fundador, Marcial Maciel, la Iglesia Católica reconoció que los casos provocan pena y vergüenza.

 

“Nos da muchísima pena y vergüenza que esto haya pasado, tratamos de hacer que esto no pase nunca más”, aseguró en entrevista el Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola.

 

El religioso subrayó que estos casos obligan a la Iglesia a tomar conciencia de la necesitad de prestar mayor atención a la formación humana y espiritual, inicial y permanente de los aspirantes a la vida presbiteral o religiosa.

 

Esto -acotó- sin dejar de lado que por medio de estos dolorosos hechos, la Iglesia Católica tomó con mayor seriedad y compromiso su responsabilidad de acompañar a las víctimas de un modo paterno y cercano.

 

Coppola indicó que entre los laicos, el desprestigio por los casos de pederastia “ha sido enorme”, y con respecto a la comunidad católica, aseguró que “conocen y frecuentan a sacerdotes, tienen la experiencia directa de que su sacerdote no es así”.

 

Además, sobre la dimisión de Fernando Martínez Suárez, quien durante su ministerio abusó de al menos seis niñas de entre seis y 11 años, a inicios de los 90, indicó que los Legionarios deberían tener todo el interés en transparentar el caso.

 

Sostuvo que la Iglesia, cuando haya denuncias, va investigar: “pero hay que comprender que las normas relativas a las investigaciones para el delito de encubrimiento son muy recientes”.

 

Para el Nuncio Apostólico, la permanencia de Martínez Suárez entre los Legionarios es una medida para asegurar un mejor control sobre el exsacerdote. Pues, recordó, hubo otros casos entre los miembros de la congregación que fueron dimitidos del estado clerical y expulsados de la organización.

 

Empero, el resultado fue que dichas personas, libres de toda obligación se volvieron prófugos y la justicia civil no ha podido castigarlos como se debe, refirió. “El hecho de que Fernando Martínez siga siendo Legionario significa que, si cualquier autoridad civil lo busca, sabe dónde encontrarlo y puede obligar a los Legionarios a ponerlo físicamente a disposición de la justicia civil”, enfatizó.

 

Aunque el prelado coincidió con las voces de algunas víctimas que temen que dicha decisión sea un privilegio y la posibilidad de una vida cómoda y lujosa. Por ello, dijo, “los Legionarios deberían tener todo el interés en hacer trasparencia y mostrar que Fernando Martínez conduce efectivamente sólo una vida de oración y de penitencia”.

 

Faltan denuncias contra encubridores No obstante, la familia de Ana Lucía Salazar, de las primeras en denunciar hace 28 años, acudió con el obispo de Cancún, Jorge Bernal (miembro de los Legionarios), quien le pidió que no denunciara porque “iba a ser muy tormentoso para su hija”.

 

Ante esto, Coppola dijo desconocer porque la víctima no quiso formalizar su denuncia, ni ante el Tribunal de Monterrey, el cual recibió las denuncias de tres de las víctimas de Fernando Martínez, ni ante un tribunal eclesiástico.

 

“Es de notar que esas tres víctimas no han mencionado mínimamente a monseñor Jorge Bernal, entonces, no resulta en las actas ningún comportamiento inapropiado de su parte.

 

Por esta razón, él no figura entre los religiosos para los cuales el Tribunal de Monterrey ha pedido la autorización para iniciar un proceso canónico por encubrimiento y un proceso para la reparación del daño”, subrayó.

 

En México, en la última década ha habido 271 denuncias de abuso sexual a menores y otros por parte de sacerdotes, en 103 casos los presuntos culpables han sido dimitidos del estado clerical, en 45 casos hubo una conclusión diferente (absolución o penas menores temporales) y 123 son los procesos que están todavía en curso. Herencia que perdura

 

“Sobre el caso del Seminario del Ajusco, en donde el padre Antonio Rodríguez, incurrió también en abuso, anotó que ley de la Iglesia (el Motu Proprio Vos estis lux mundi) es clara: la competencia, ordinariamente, es del Ordinario del lugar y del Superior del religioso, si el acusado es un religioso. Los denunciantes pueden decidir dónde denunciar”, señaló.

 


FUENTE:  MVS Noticias.