El nitrato de amonio es un elemento básico de ciertos tipos de fertilizantes, pero también una sustancia altamente explosiva e inflamable que diferentes grupos terroristas han llegado a mezclar con gasolina o queroseno para fabricar bombas.
El estadounidense Timothy McVeigh llenó con dos toneladas de nitrato de amonio, menos de la milésima parte de la cantidad que estalló ayer en Beirut, el camión-bomba que explosionó en 1995 frente a un edificio gubernamental en la ciudad de Oklahoma, un atentado terrorista que se saldó con 168 muertos y 600 heridos.
McVeigh, un exsoldado condecorado en la guerra del Golfo y vinculado a grupos paramilitares de extrema derecha, fue condenado a la pena capital y ejecutado en junio de 2001.
El terrorista Anders Breivik, el neofascista que causó un baño de sangre en la isla noruega de Utoya, también usó esta sustancia extraída de fertilizantes para fabricar la bomba que detonó en el distrito gubernamental de Oslo en 2011, causando ocho muertos, momentos antes de protagonizar el tiroteo a sangre fría que mató a 69 personas.
El grupo terrorista ETA utilizó la libertad de movimiento comunitaria para adquirir en países como Portugal sustancias para la fabricación de amonal, componente que utilizó para sus explosivos.
Tras el ataque en Noruega, el Parlamento Europeo acordó en 2012 restringir el acceso público a sustancias que, mezcladas, pueden usarse para fabricar "bombas caseras" y dio luz verde a la imposición de sanciones a los países de la Unión Europea (UE) que no establezcan un sistema de licencias a la compra y publicidad de productos químicos susceptibles de un mal uso.
Esas sustancias son, principalmente, el peróxido de hidrógeno, el nitrometano, el ácido nítrico o el nitrato de amonio, que no pueden estar a disposición del gran público en determinadas cantidades sin una licencia previa que acredite el uso legítimo (industrial o científico).
Queda al criterio de cada Estado miembro la normativa concreta para la concesión y denegación de las licencias.
La regulación internacional establece que el nitrato de amonio debe almacenarse seco y bien cerrado, siempre alertando del peligro de deflagración y manteniéndolo alejado de cualquier combustible porque a la mínima que se descontrola algún parámetro, como la temperatura, puede provocar una explosión como la del puerto de Beirut.
FUENTE: ddmx.com