COLUMNA PALCO PREMIER DEPORTES JORGE LUIS TELLESok

= En lo global, saldo de 30 victorias y 30 derrotas

 

= Una brillante trayectoria, sin duda alguna

 

= Superado un déficit inicial de 1 triunfo y 11 reveses

 

= Grandes partidos matizan los números de la historia

 

En sus dos primeras presentaciones en Series del Caribe, Tomateros de Culiacán registró un saldo desastroso: una victoria y cinco derrotas en Mazatlán-1978 y cero triunfos y seis descalabros en Caracas-1983; sin embargo, a partir de 1985, de nuevo en Mazatlán, las cosas comenzaron a cambiar de manera exponencial.

A la fecha, ya son diez las Series del Caribe en las que Tomateros ha estado presente y solo lo superan los Naranjeros de Hermosillo, que suman trece en total, a partir de Puerto Rico-1971, a la resurrección del clásico del beisbol de la Cuenca del Caribe.

De los campeones de la Liga Mexicana del Pacífico, Tomateros fue el primero en conquistar dos títulos en Series del Caribe, record que lograron mantener por largos años, aunque en los últimos tiempos ya tres equipos más han logrado campeonatos en más de una ocasión: los mismos Naranjeros de Hermosillo, Yaquis de Obregón y Venados de Mazatlán. Hay uno más con un cetro, Aguilas de Mexicali. Y ahí están, entonces, las nueve coronas de México a lo largo de la historia del torneo.

En el caso de Culiacán, además de los dos títulos, añádale cuatro subcampeonatos, una semifinal y tres últimos lugares; éste último, precisamente, en ese desastre de Serie del Caribe que fue Guadalajara-2018, en contraste al éxito redondo e impresionante que fue la serie en Culiacán-2017, ya organizada por la nueva directiva del club, tras la muerte de Juan Manuel Ley López, en enero de 2016.

Y en números globales: 60 juegos, con 30 victorias e igual número de derrotas.

Deberían ser mejores cifras, la verdad; pero no ha sido fácil remontar ese pesado déficit de 1-11 de sus dos primeras series del Caribe, en Mazatlán-1978 y Caracas-1983; ésta última, cuando los Tomateros se presentaron en el evento con solo jugadores mexicanos, derivación directa de la nacionalización acordada ese año por los directivos del circuito, ante una aguda crisis económica que estremeció a nuestro país.

Con todo y eso y a pesar de la diferencia abismal en la categoría de los jugadores – República Dominicana, Venezuela y Puerto Rico todavía se presentaban con sus estelares de Ligas Mayores - Tomateros dio pelea y estuvo a nada de ganar en cuando menos tres de los seis partidos, lo que representaron momentos buenos para los seguidores del equipo mexicano, que en número muy reducido – por la razón ya citada – se hicieron presentes en el estadio Universitario de la capital de Venezuela.

En forma especial recordamos justamente el primer juego de ese certamen, en el cual Tomateros llegó al cierre del noveno capítulo con ventaja de 2-0 con Vicente Romo en una de las mejores actuaciones de su carrera; pero ahí Romo se metió en aprietos al admitir un doblete de Darrel Thomas y David Concepción – si: Concepción, el del cuadro del millón de dólares con los Rojos de Cincinati – convirtió en hit un rodado difícil por el lado de la tercera base. Ahí salió Vicente y Paquín Estrada, el manager, jaló por Antonio Pulido; pero en esta ocasión, falló el as de ases en el relevo: dominó, cierto, a Tony Armas; pero Ron Jackson lo sacudió con largo batazo sobre la cerca del jardín izquierdo, que representó una dramática victoria venezolana y que enloqueció el viejo inmueble de Caracas.

Y ahí comenzó la cadena de derrotas: seis en total, para poner los números de 1-11 en el historial particular del equipo guinda.

Y es que, de verdad, ante cuadros plagados de material de Ligas Mayores, no podía esperarse mucho de ese equipo cuya alineación titular era: Natanael Alvarado, en el jardín central; Juan Navarrete, en la segunda base; Jesús Sommers, como bateador designado; Ricardo Guerra, en la primera almohada; Nelson Barrera, en la tercera; Víctor Manuel Félix, en el jardín izquierdo; Leonardo Clayton, en el prado derecho; Paquín Estrada, en la receptoría y Mario Mendoza, en el campo corto.

En fin.

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En la Serie del Caribe de 1985, en Mazatlán, Tomateros llegó al cuarto partido, con saldo de dos victorias y un descalabro, para enfrentarse a los Metropolitanos de San Juan, Puerto Rico. Una derrota representaba la eliminación de Culiacán de la pelea campeonil y al arribo del noveno inning, Tomateros perdía 1-0, al tiempo que Juan Agosto realizaba un relevo de orejas y rabo.

Agosto sacó los dos primeros outs y el público comenzó a buscar las rampas de salida del estadio “Teodoro Mariscal”; pero faltaba lo mejor: John Cruck le ganó el duelo al taponero y se fue a la inicial por bolas malas; Houston Jiménez hizo que los aficionados volvieran a sus asientos, al conectar sencillo por arriba de la segunda almohada y Joel Serna siguió con un “bombo” que cayó justo entre primera, segunda y jardín derecho, mientras Cruk volaba sobre el plato para igualar el juego a 1 en forma sensacional, ante el delirio de la multitud.

Y lo que vino después fue un extraordinario duelo de relevos, que resolvió Nelson Barrera en la apertura del inning número 14, con un triple hasta lo más profundo del estadio, con las bases llenas de Tomateros. Una espectacular barrida de Nelson en la antesala rubricó el gran ataque, que dio la victoria a los guindas, antes del cerrojazo de Aurelio López.

Así, la quinta jornada enfrentó a Tomateros de Culiacán y Tigres de Licey (Dominicana), empatados en 3 juegos ganados y dos perdidos. El ganador se convertiría de hecho en el campeón de la Serie del Caribe y Tomateros acarició la gloria durante los primeros cinco capítulos, al término de los cuales ganaba 1-0; pero los Tigres (quienes habían sido apaleados 11-0 por los guindas en la segunda jornada) igualaron a 1 en el sexto; se despegaron 2-1 en el séptimo, con un jonrón de David Green y remacharon con 2 más en el noveno, para asegurar el partido. José Rijo, con pitcheadas de mas de 90 millas por debajo del brazo, anuló por completo a la artillería de Culiacán.

Obvio: Licey se proclamó monarca de esa Serie del Caribe. Tomateros de Culiacán, a su vez, aportaba a la mitad del equipo ideal y tenía su primer subcampeonato.

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Tomateros se presentó en la Serie del Caribe de 1997 en Hermosillo – sede decidida por el famosísimo bolado – como bicampeón de la Liga Mexicana del Pacífico y como monarca del Caribe, tras su victoria, un año antes, en República Dominicana.

Y Tomateros, apoyado incondicionalmente por el público de Hermosillo, superó 3-1 a los Navegantes de Magallanes (Venezuela) en el primer desafío, como consecuencia de un sólido pitcheo de Martín “La Tuna” Hernández y cuadrangular de dos carreras de Guillermo Velázquez en el séptimo inning; sin embargo, perdió los dos siguientes y llegó al cuarto día para enfrentar de nuevo a Venezuela, contra la pared: 1-2.

Así las cosas, la derrota eliminaba a Culiacán y al llegar el noveno capítulo estaba abajo en el marcador, 5-4; pero aquellos eran unos Tomateros que no dejaban de luchar y Matt Stark empató el juego a 5, con estacazo de cuatro esquinas a las gradas del jardín izquierdo. Eduardo Jiménez cedió el primer out, más Darrel Brinkley y Juan Carlos García ligaron sencillos y en audaz jugada de doble robo se ubicaron en posición anotadora. Memo Velázquez recibió base intencional y Oscar Romero siguió con profundo globo por el centro, que trajo la carrera del despegue en los zapatos de Brinkley. Ricardo Rincón, el cerrador estelar, hizo lo suyo, en solo tres outs.

Este resultado provocó un empate entre los cuatro equipos, con marca de 2-2, de tal modo que, en el quinto día, Tomateros apaleó 10-4 a Indios de Mayagüez y Aguilas de Cibao hizo lo propio con Magallanes, para que se diera una final en automático (ambos con marca de 3-2), entre México y República Dominicana.

Fue un buen juego, dominado por Cibao, 4-0 y 4-1 hasta la octava entrada. Matt Stark acercó a Tomateros 4-3, con su tercer jonrón de la Serie, que solo alcanzó para el subcampeonato, el segundo de su historia. Aguilas de Cibao ganaba así, como equipo, su primer título en Series del Caribe y su fiesta era grande, entre el reconocimiento unánime del público de Hermosillo, ante su entrega y calidad.

Inevitable la sensación de que se pudo haber hecho más. Por lucha no quedó.

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Culiacán conquistó su segundo título en Series del Caribe en Caracas en 2002 y su tercer subcampeonato en 2004, en Santo Domingo, República Dominicana, donde registró saldo de 4-2, solo superado por el 5-1 de Tigres de Licey, el equipo anfitrión. Buena actuación de México; sin embargo, los anfitriones barrieron con el panorama en el sentido literal de la palabra.

Y a continuación Tomateros estuvo 11 años ausente de una Serie del Caribe; sin campeonato de Liga y ni tan siquiera Serie Final. Once años de sequía, por decirlo de otro modo. La época de vacas flacas, que alguna vez padecen todos los equipos del mundo.

El regreso fue en 2015, en San Juan, de Puerto Rico, bajo un nuevo formato y otro sistema de competencias: Tomateros concluyó el rol con marca de 3-3 y se clasificó a una semifinal en la que superó 5-4 a Gigantes de Cibao República Dominicana) para hacerse merecedor del juego final, contra Vegueros de Pinar del Río, representantes de Cuba, apenas en su segundo año de retorno a las Series del Caribe.

Juego tremendamente disputado, con Anthony Vázquez batiéndose como grande en el centro del diamante, decidido en la octava entrada, con un jonrón, aniquilador, de Yulieski Gourriel. Cuba se llevó los máximos honores y Tomateros su cuarto subcampeonato.

La Serie del Caribe de 2018, en Guadalajara, fue la peor para Tomateros de los últimos años. Una sola victoria, 8-1, a cambio de tres derrotas.

Ultimo lugar en una Serie del Caribe que fue un auténtico desastre.

Y finalmente, la del 2020, en Puerto Rico, con una buena actuación de Tomateros, que lamentablemente no cristalizó con la calificación a la gran final.

Culiacán llegó con marca de 4-1 al juego semifinal contra Venezuela, el cual perdió 1-0, a pesar de que los venezolanos solo batearon un par de hits. Culiacán disparó 9 y dejó a 12 corredores en los senderos. Román Alí Solís fue puesto out en el plato en un lance que representaba el empate y todavía en el noveno episodio falló un toque de sacrificio que se convirtió en una lamentable jugada de doble play.

Aquí no hubo sucampeonato, solo semifinalista. A la sazón, tercer lugar.

Y Benjamín Gil sin concretar una tercera oportunidad de darle a los Tomateros de Culiacán su tercera corona en Series del Caribe. Ya vendrán otras más.

Brillante historia la de Tomateros. No cabe duda.

Y esto continúa.

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