palco premier 2

-En 1996, en Santo Domingo, República Dominicana

 

-Pitcheo de Esteban Loaiza; hit productor de Mario Valdés

 

-Loaiza, con el orgullo herido, lanzó literalmente con el corazón

 

-Inolvidable la recepción en Culiacán al equipo mexicano

 

Esteban Loaiza trae la daga hasta el cuello y su orgullo de pitcher de Liga Mayor, totalmente herido. Abrió el segundo partido de la Serie del Caribe de 1996, en República Dominicana y los Lobos de Arecibo (Puerto Rico) le dieron hasta con la cubeta: 4 carreras en solo un tercio de entrada. Marcador final: Arecibo 9-Tomateros de Culiacán 2. En el balance definitivo, solo esa derrota para México en el torneo. Loaiza estaba sediento de venganza.

Febrero de 1996, Estadio Quisqueya de Santo Domingo, República Dominicana. Primer juego de la sexta jornada de la Serie del Caribe: Tomateros de Culiacán-Navegantes de Magallanes. En el segundo: Lobos de Arecibo-Aguilas Cibaeñas (República Dominicana). México tiene marca de 4 victorias y una derrota; Puerto Rico, de 3-2. Tomateros de Culiacán está obligado a ganar para asegurar el campeonato; lo contrario implica la posibilidad de un empate 4-2, con los boricuas y la necesidad de quedarse en la isla un día más para un juego extra frente a Arecibo.

Aguilas del Cibao -cuyo estadio es el de Santiago de los Caballeros – ya están fuera de la lucha por la corona, al igual que Navegantes de Magallanes, de tal modo que el estadio está prácticamente desolado: alrededor de 200 aficionados, procedentes de la Costa del Pacífico Mexicano y otros tantos de Puerto Rico, quienes alientan, por supuesto, a los venezolanos. Uno que otro dominicano despistado, también por ahí, además de los pocos venezolanos aún presentes en ese país.

Paquín Estrada, el manager de Tomateros, esta indeciso entre el zurdo veterano Angel Moreno y el big leaguer Esteban Loaiza. Angel lanzó el primero del torneo ante Aguilas Cibaeñas y tampoco le fue bien, aunque al final se ganó ese partido. Finalmente, Paquín se inclina por Loaiza.

Y bueno, la corazonada le funciona.

Loaiza, ciertamente, no lanza un gran juego; pero si notablemente mejor al de su salida pasada. Admite una carrera, apenas en la primera entrada; pero Culiacán empata rápido, en el cierre, gracias a imparable productor del norteamericano Matt Stark.

Esteban cuelga cero en el segundo capítulo, y en la parte baja del mismo, Tomateros se va al frente, 3-1, con cuadrangular de Antonio Aguilera.

Loaiza afloja de nuevo en la cuarta entrada y Navegantes se acerca 3-2; sin embargo, en la parte baja, Roberto Magallanes dispara un doblete a lo profundo del left-center y Adán Amezcua lo secunda con sencillo sobre la almohada de la segunda base, para remitir al “Bobi” al pentágono, con la cuarta carrera para Tomateros.

Evidentemente, Esteban batalla con su dinámica de lanzar; pero el marcador favorable le da tranquilidad al Paquín para sostenerlo por más tiempo en la lomita. Otro momento débil en el quinto inning y Venezuela acorta a 4-3. Nuevo voto de confianza para Esteban.

Así, con ese marcador, Loaiza – con raíces en Sinaloa – mejora enormidades y sexta, séptima y octava entrada impone condiciones desde el centro del diamante y así Culiacán llega a la novena con el score a su favor 4-3; pero ahí las circunstancias juegan en contra y los venezolanos empatan el choque a 4, de manera increíble:

Carlos Martínez abre con un batazo que impacta en el cuerpo de Esteban y la pelota se va a tierra de nadie, para convertirse en doblete. Toque de sacrificio de Bob Abreu avanza al “Café” a la tercera y ahí termina la labor de Loaiza. José Manuel Hernández (“La Perica”) entra a ponchar a Luis Ravlen y entonces Paquín Estrada jala a Luis Fernando Méndez para el cierre. Desafortunadamente, Melvin Mora conecta rodado lento por tercera; “Bobi” Magallanes baja apresuradamente y todavía tira abierto a la primera, para propiciar la igualada a 4 por bando.

Frustración entre los aficionados de México que ya celebraban el campeonato y regocijo, por supuesto, entre los boricuas, ante la expectativa de un posible empate en la tabla de posiciones.

Los seguidores de Tomateros, sin embargo, no dejan de alentar a su equipo, que sale decidido en la décima ronda, tras de que Felipe Murillo retirase en tres hombres tres outs. Y la gente se anima, cuando Adán Amezcua recibe la inicial por bolas malas y toque de sacrificio mueve a la intermedia al corredor emergente Heriberto García. Al Osuna viene al rescate del pitcher venezolano Ifraín Linares, para entregarle base intencional a Darrell Sherman y hacerle frente a Mario Valdez, también con experiencia en el beisbol de los Estados Unidos.

Y Mario Valdez – hoy gerente deportivo del club Tomateros – responde con una rola por entre primera y segunda, que angustiosamente sigue su curso hacia el jardín derecho. Ya ni siquiera hay tiro al plato; pero, de cualquier modo, Heriberto García (a quien Agustín D. Valdez apodó “El Talismán”) llega al pentágono con todo, como una verdadera tromba, para timbrar la carrera de la victoria.

Esto enloquece a la fanaticada presente en el estadio “Quisqueya”; pero también enloquece a toda una ciudad, que apenas una noche después ofrece a su equipo una inolvidable recepción. Ha sido, expresado con todas sus letras, la concentración humana más grande en la historia de Culiacán, con una larga valla, desde el aeropuerto hasta la Catedral.

La ciudad no durmió esa noche, ni tampoco la siguiente, en el acto de celebración en el legendario estadio “Angel Flores”. Tendrá que ser tema de una columna especial. Quienes lo vivieron, nos darán la razón.

Era, apenas, el tercer campeonato para México en 25 años de historia en Series del Caribe y el primero para Tomateros de Culiacán. Coincidentemente, una cada diez años: el primero, en 1976, en República Dominicana, para Naranjeros de Hermosillo; el segundo, en 1986, para Aguilas de Mexicali y ahora el tercero, en 1996, para Tomateros de Culiacán.

¡Salud por eso!

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