Varios intelectuales, columnistas, comentaristas y Miles de chateros vapulearon al presidente López Obrador por su invitación al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, su participación en la ceremonia de aniversario de la independencia de México, así como la reunión del CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) del pasado fin de semana, con los argumentos del culto al castrismo cubano, alimentar el rancio nacionalismo mexicano y jugar al estadista con un organismo internacional de membrete (la CELAC).
Prácticamente la mayoría minimizaba los esfuerzos del gobierno mexicano, como diciendo “¿A qué le juega?”, los más agudos se atrevieron a decir que México “jugaba con fuego” ante los Estados Unidos, y los más superficiales encerrando sus resabios en que todo era una farsa.
Pero al final del día, sea como sea, las acciones del gobierno mexicano se dan en un contexto global con actividad muy intensa, coincidentes en la misma semana como fue el acuerdo Estados Unidos, Australia e Inglaterra para bloquear nuclearmente en el Pacífico Sur a China, la reacción inmediata de la Unión Europea, que ante la exclusión declararon de inmediato reacuerparse aún más, en voz del gobierno francés y alemán, de lo que no están desligados los esfuerzos mexicanos.
Desde el pasado 25 de julio, en el 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, el gobierno mexicano convocó a 32 naciones latinoamericanas y del caribe, dónde el presidente López Obrador presentó un diagnóstico de las tendencias mundiales de la economía, las perspectivas de China y los Estados Unidos, dónde la primera superaría en el 2050 a la segunda, convirtiéndose en el polo económico mundial con el 20% de la riqueza del planeta, y que en esa perspectiva a los Estados Unidos les convenía un reagrupamiento continental, creando una especie de unión de las américas, como la Unión Europea, lo que significaría reconstruir la mayoría de los países del continente, organizados en esa lógica y revalorizar sus sociedades.
Bajo ese enfoque del gobierno mexicano, que por cierto muy poca atención le prestó la comentocracia nacional, el gobierno de MORENA realiza sus modestos esfuerzos en ese sentido y son tan importantes que debe llamarse a la reflexión a todos, sean los que sean, nos parezca lo que nos parezca, como ocurrió cuando se creó la Unión Europea, que había países que venían de dictaduras de 50 años, como España y Portugal, o el caso de las “dos Alemanias” que vivían el epicentro de la Guerra Fría (Berlín oriental y occidental poseían el mayor armamento nuclear del planeta), incluida la guerra de los balcanes que involucró seis nuevos países y que duro de 1991 al 2001.
Y es que en la tercer década del siglo XXI se han abierto escenarios nuevos que han roto la lógica de muchas tendencias, empezando con el surgimiento del COVID-19 que ha desestabilizado a todo el planeta, lo mismo con el aceleramiento del cambio climático, el tercero la desigualdad reflejada en la pobreza y el hambre de dos mil millones de seres humanos (el 27% de la población mundial), y el cuarto es el crimen a nivel global.
Se trata de asuntos que rebasan las fronteras de todos los estados nacionales y que le son inherentes a prácticamente toda la humanidad ¿Por qué no pensar en la unidad de distintas regiones y del mundo con determinada comunidad de interés sea factible trabajar en común?
Si los organismos multinacionales creados hace décadas deben refundar se ¿Por qué no hacerlo?
Por eso resulta pueril, y hasta vanidoso, leer y escuchar tanto discurso y sátira sin atender la sustancia, tratar de encontrar el bienestar de todos y superar tantas diferencias, muchas de ellas futiles.
Sí, los acuerdos del CELAC del pasado domingo se pueden juzgar de limitados, y hasta insustanciales para algunos, como son las vacunas para niños, creación de la Agencia Latinoamericana para el Espacio y la Perspectiva de la OEA, pero sus escalones pueden permitir para subir a otros niveles de acuerdos, y de eso se trata.