columna joseluis

El COVID-19 seguramente pronto tendrá su contraveneno, tanto en las vacunas como en los tratamientos, y será reducida la enfermedad a su mínima expresión, pero la politiquería, popularmente conocida como “grilla”, siempre va a existir como una plaga, que en la medida que el cinismo crezca, cada vez será más abierta, como ahora aflora contra todos los políticos que de alguna manera figuran a la cabeza de la competencia electoral o realizar algún movimiento para inscribirse en la contienda.

 

No hay actor político que se escape, y en buena medida la mayoría son especulaciones que construyen historias y son muy pocos los que intentan configurar los planos políticos de un escenario electoral que ya no se puede construir con el pasado, ni con lo bueno ni con lo malo, sino que necesita pensar en el futuro, en lo que se necesita y lo que pretende construir cada quien, asunto muy ajeno a todo el matraqueo y golpeteo sobre cualquier precandidato.

 

Se pueden decir muchas cosas de Rubén Rocha, precandidato de MORENA a gobernador de Sinaloa, buenas y malas, de las que la síntesis resultante es que se trata de un personaje que sabe ser, hacer y trascender, que manifiesta capacidad y liderazgo para gobernar el estado.

 

Lo mismo se puede hacer con el precandidato de MC, Sergio Torres, pero también resulta, después de todo lo que le quieren hacer, que se trata de un personaje que viene de la brega, de la lucha día a día, con liderazgo en su trabajo y eficaz en el servicio público.

 

El caso de Héctor Cuén, precandidato del PAS, quien desde hace más de 40 años trabaja incesantemente, permitiéndole labrar una hoja de vida de servicio constante en la Universidad Autónoma de Sinaloa, en sus empresas y en la actividad política, siempre sorteando vicisitudes y encontrando las respuestas con manifiesta tenacidad e insistencia.

 

Y finalmente, el caso de Mario Zamora, el más joven de todos, quien ha mostrado cualidades para encabezar al PRI, PAN y PRD, al enfrentar al gobernador del estado, quien no impulsó su candidatura y que fue capaz de conseguir el respaldo de uno de los grupos más poderosos del país, el “Grupo Atlacomulco”, el de Peña Nieto, rasgo que lo coloca también como un competidor en la sucesión de Quirino Ordaz.

 

De que los cuatro tienen oportunidad ¡Claro que la tienen! Alguno con más cualidades que otro, pero todos tienen alguna posibilidad de ganar ¿De qué dependerá su éxito o fracaso? En mi humilde opinión, hasta ahora todos representan algo y ese es su equipaje, que quizá tengan que dejar algo de él cada uno de ellos y dotarse del traje que los distinguirá en la campaña y los impulsará para llegar a la gubernatura.

 

Rocha tiene que superar la lucha grupal y el sectarismo de MORENA, Sergio Torres debe construir un partido, Héctor Cuén encontrar su referente y Mario Zamora lograr una identidad.

 

Y, paradójicamente, cuando todos en el corto plazo tienen retos distintos, la solución casi es la misma para todos: qué programa, qué estrategia, qué acciones, qué proyectos, qué políticas públicas, qué Sinaloa pretenden edificar que pueda convencer a la gente.

 

Por eso he escrito que el debate sobre los precandidatos no está tanto en sus haberes, sino en sus deberes, que al final es lo que cuenta para esta competencia.