La pandemia, en su peor momento, sin salida en lo inmediato y con todas las pasiones desatadas por la política, están configurando un maremágnum de pronósticos reservados en pérdidas de vidas, caos social y explosividad política, que puede llegar al dilema de suspender las elecciones o el precipicio para el país.
La muerte no tiene fin y su apetito crece, devorando a más y más seres humanos al crecer el azote de la pandemia, con un sistema sanitario al borde del colapso y con el único remedio, la vacuna, en la incertidumbre.
“Ya nos cargó el payaso”, ya fracasó el gobierno ante la crisis sanitaria y el único remedio, la vacuna, no se sabe qué pasará con ella, lo que hace crecer la certeza de que nos llevaremos la pandemia hasta el otro invierno, resultando incalculable el número de cruces que se pueden sumar para entonces.
Ha llegado la hora para el país de hacer un alto en el camino, de producir un acuerdo que por lo menos nos permita transitar en esta crisis unidos, agarrados de la mano y jalando en un solo sentido.
Si la tragedia de la sobrevivencia para muchos ya es inevitable, por lo menos trabajemos juntos las salidas aunque tarde y los efectos colaterales, como la crisis económica con todas sus secuelas sociales, construyamos los acuerdos que representen medidas paliativas para todos que aligeren la carga de dolor.
La crisis del COVID-19 es tan grande, que para marzo, cuando concluya el invierno, habremos rebasado las 200 mil muertes (sin agregar las de INEGI) y no habremos alcanzado aún los 5 millones de vacunados, muy lejos aún de la “inmunidad de rebaño”, que quizá se alcance para final de año.
Mientras tanto, en medio de la pandemia, existe un proceso electoral en donde habrán 120 mil candidatos en campaña en todo el país, realizando múltiples reuniones por día que sumarán alrededor de 400 mil, evento que solo será superado por lo vivido el mes de diciembre y que volverá a detonarla pandemia a la alza, nulificando todos los efectos de contención que logre el sistema sanitario para volver a empezar.
No estamos hablando de cualquier cosa, se trata de volver a los niveles de ahora por allá en mayo – junio, provocando así la quiebra de la economía y sumar quién sabe cuántos años más de retraso, además de los cuatro que ya se estimaron por los saldos del 2020.
No hay salida para nadie ¿De qué nos sirve el fracaso de AMLO? ¡De nada! ¿Qué hará el partido que gane? ¡Batir en los escombros!
No hay salida para nadie y quizá ya no tengamos remedio hagamos lo que hagamos, pero sí se puede lograr algo: Alimentar la esperanza, elevar los ánimos y evitar el derrumbe moral de una nación, que es lo peor.
¿Se puede llegar a un acuerdo con AMLO? ¡Claro que sí! Hay formas y este es el momento ¿Hay posibilidades de un acuerdo de todos los partidos? Es muy probable.
Lo peor que puede ocurrir es que ya en plena campaña se quieran detener los casos y establecer nuevas reglas y eso estará en chino. Hoy es el momento.