columna joseluis

Yo no sé cómo ni por qué el gobierno de la república le asigna al gobierno de Sinaloa la cantidad de 500 millones para que repare la carretera “Costera”, o “Benito Juárez”, que han tenido en el abandono desde que iniciaron el gobierno de Quirino Ordaz, como si la “Costera” no fuera un súper negocio que produce un promedio anual de 800 millones de pesos sin saberse a ciencia cierta a dónde van a parar, porque ni se paga la deuda del proyecto “Tres Ríos”, ni la del INVIES, para lo que supuestamente se programan en los egresos del presupuesto anual del gobierno estatal, ni se invierte en la rehabilitación de la misma.

 

Desde hace rato, las carreteras de Sinaloa son un misterio financiero, como dijera el “Longe Moco”, tan absurdo como misterioso que siendo las minas más ricas resulta que no producen ganancia y sólo pérdidas, como ahora la inversión de más de 500 millones de pesos del gobierno federal para la carretera “Costera”.

 

Desde 2010, cuando concluyó el gobierno de Jesús Aguilar, también terminaron los trabajos de reparación de múltiples fallas técnicas que tuvo la construcción de dicha obra, como los puentes reducidos, que costaron cientos de vidas en los accidentes fatales que hubo por ese error, reparación que no concluyeron Jesús Aguilar y Abraham Velázquez, sin que MALOVA y tampoco Quirino hayan hecho algo al respecto, como les correspondía.

 

En los sexenios de MALOVA y el de Quirino la carretera “Costera” ha recabado en esos ocho años casi 5 mil millones de pesos y la pregunta natural, obvia y obligada para quienes hacen y revisan cuentas públicas es ¿A dónde se ha ido toda esa fortuna? ¿En dónde ha quedado? ¿Qué han hecho con ella?

 

Lo más fácil de pensar es que se trata de otro fraude financiero como fue la MAXIPISTA, que debiendo terminar en manos del gobierno de Sinaloa en 2010, fue a parar a manos de Carlos Slim, como si fuera un regalo para el magnate más rico del país.

 

Sí, porque teniendo un precio en el mercado de 1500 millones de dólares, se la vendieron en 290 millones de dólares y sin dar ninguna explicación y al revisar los archivos en hacienda comunican que este ni existe.

 

A Sinaloa le correspondía la propiedad de la MAXIPISTA después del usufructo por 20 años que hicieran ICA y TRIBASA, las empresas constructoras. Pues no, no ocurrió así y fue a aparar a manos de Carlos Slim.

 

Lo que ocurre con la carretera “Costera” debe ser muy bien explicado por el gobierno del Estado y la ASE (Auditoría Superior del Estado) como el Congreso del Estado, deberían ser más exhaustivos con dicha empresa pública que produce tanto dinero y que nadie sabe a dónde va a parar.

 

Quizá solo seamos los ciudadanos los desinformados e incautos, pero bueno sería que por lo menos quienes dicen que revisan los dineros públicos y quienes los aprueban se enteraran, porque así como ocurre lo de la “Costosa Costera” también puede estar pasando con otras vías, como la carretera el SAUZ, el nuevo cuartel del ejército en el que se invierten más de cien millones del financiamiento en menos de siete kilómetros y se benefician con cuatro carriles el tramo que cruza los terrenos de la “Primavera” en Culiacán ¿Más claro?