Seguro que antes de que termine el confinamiento de la sociedad por la pandemia del COVID-19, la estructura de la economía mundial, y con ella la de nuestro país, tendrá que cambiar, simultáneamente el estado nacional deberá adaptarse, mientras que toda la sociedad inicia el tránsito hacia el horizonte incierto de un nuevo mundo.
¿Qué tan favorable será la nueva etapa de la época que vivimos con los cambios que se han empezado a gestar? No lo sé, porque aunque las disyuntivas de los dilemas muchas son indiscutibles, los obstáculos y resistencias son tan grandes, históricos e ideológicos, que auguran tiempos muy difíciles en todos los terrenos (económicos, sociales, políticos y culturales), que prevé en periodo de algunos años, superior a la crisis del 2009 que se prolongó hasta el 2012.
Por ejemplo: La economía deberá producir cambios estructurales ¿Se mantendrán los bloques económicos de América (TLC), Europa (CEE) y de Asia? Por lo pronto el interés de todos es que sí, pero ¿Cómo se van a solventar los costos económicos de la pandemia con las caídas del PIB en casi todos los países? ¿Qué tan solidarios serán esos bloques entre sí? ¿Cómo quedará cada quien en la guerra económica global que libran todos los días? ¿Cuál será el nuevo comportamiento de problemas globales como el narcotráfico, la migración, los tráficos ilegales de todo tipo y quizá, como nunca, el más riesgoso que es el cambio climático?
Los estados nacionales, quizá se enfrentan a lo que puede ser el nuevo orden mundial, como lo fue el que emergió de la 2° guerra mundial (acuerdo Bretton Woods) y el de 1977 (consenso de Washington) que definió la estrategia final contra el bloque socialista y los nacionalismos del 3° mundo, como se denominaba entonces ¿Cuál será este y cuáles sus ejes y estrategias? No se sabe aún, pero seguramente será un nuevo enfoque y sistema global diferente.
Por lo pronto nuestro país debe prepararse para un reflujo post pandemia que nos puede provocar un caos y encerrarnos, como la pandemia, en una serie de conflictos nacionales que quizá nos atrapen en una grave reyerta si no hay un pacto nacional de unidad y estabilización, que permita regular y controlar los procesos que se van a desatar.
Lo más inmediato seguramente será la estabilidad microeconómica que tiene que ver con el empleo y los ingresos familiares, ante los cuales el gobierno es estratégico para un programa como el que ya viene operando el gobierno de AMLO.
Lo segundo tendrá que ver con el rol del estado en la economía que ya veremos mañana y que tiene que ver con los proyectos estratégicos de la 4T.