columna joseluis

 

El domingo 1° de marzo se realizó la consulta en Eldorado, que mandató el congreso del estado se hiciera en esa sindicatura y la de Juan José Ríos en Guasave próximamente, para valorar la creación de nuevos municipios en Sinaloa, teniendo un resultado de más de 7 mil votos con un porcentaje de casi el cien por ciento por el sí, cantidad menor en casi tres mil ciudadanos a los que participaron en la consulta del 2012.

 

Desde hace 30 años, varias sindicaturas de Sinaloa han desarrollado movimientos para convertirse en nuevos municipios y hasta hoy ninguna lo ha logrado. Desde El Carrizo, San Blas, pasando por Juan José Ríos en Guasave, Pericos en Mocorito, Costa Rica, Eldorado y Quila en Culiacán, Villa Juárez en Navolato, hasta llegar a Villa Unión en Mazatlán, con los argumentos todos que tienen más recursos económicos, población y perspectiva que varios municipios constituidos.

 

Absolutamente todos han argumentado razones válidas, algunos más que otros, pero todos tienen sus argumentos. El Carrizo porque se siente más cerca de Navojoa que de Los Mochis y es la sindicatura con más habitantes de Sinaloa; San Blas porque es el centro de la región agrícola de El Fuerte y concentra la mayor población del municipio; Juan José Ríos porque la mitad está en Ahome y la otra mitad en Guasave; Pericos porque también es la zona de la riqueza agropecuaria de Mocorito y también de su población; Costa Rica, Eldorado y Quila porque fueron los primeros con este movimiento desde 1965 con la propuesta entonces, del “gallo de oro”, Don Enrique Peña Batiz, quien proponía, junto con Navolato, hacerlas ciudades periféricas de Culiacán; en Villa Juárez es la zona con mayor crecimiento demográfico de Sinaloa al asentarse dos mil nuevos habitantes cada año; y Villa Unión por ser la sindicatura más grande de Mazatlán.

 

Los movimientos en cada región han sido alternados. Unos han prendido por un determinado tiempo, pero otros, como Eldorado en Culiacán y Juan José Ríos en Guasave, han sido los más perenes.

 

A principios de los noventas, cuando se discutió y aprobó la elección de los síndicos y comisarios, también se incluyó en el debate la sobrevivencia administrativa y política de esas regiones, llegándose a la conclusión sobre la necesidad de estudiar a fondo la división político territorial de Sinaloa, de tal manera que se pudiera pensar en articular regiones con afinidades económica sin vislumbrar entonces, la movilización demográfica que provocaría la “operación condor” que despobló buena parte de la sierra y lo que tres décadas después pasaría con la población serrana que emigraría a la costa, la frontera y el extranjero, despoblando los municipios serranos.

 

Pensar en nuevos municipios entraña estudios a profundida a partir de una estrategia socioeconómica que nos oriente hacia dónde van los corrientes migratorias y el desarrollo económico para poder crear nuevos territorios políticos ¿Se crearán en un futuro mediato nuevas industrias en Sinaloa de alto impacto laboral y económico? ¿Sinaloa retomará de nuevo el viejo “plan del mar de Cortés” o el de la “soberanía alimentaria” del viejo Sistema Alimentario Mexicano de López Portillo? O ¿Qué vamos a hacer para potenciar nuestras economías? Porque como está el estado languideciendo económicamente y lacerándose socialmente, no tiene ningún sentido.