columna jose luis lopez duarte

 

Este fin de semana fueron asesinadas otras tres mujeres en Culiacán, poco después de que la titular del ISMUJERES, Reyna Tirado, compareciera ante los diputados en la pasarela que les organizaron a los funcionarios del gobernador “para la glosa” del 3° informe del gobierno del estado, sin que se haya atrevido en ningún tema a encarar al gobernador, como si sus empleados hicieran lo que la ley mandata y por consecuencia fueran los responsables de los resultados.

 

Sinaloa, al igual que el país, es un fracaso en seguridad pública y quizá donde no existe de parte de ninguna instancia gubernamental medida alguna para paliar y controlar el crimen y la delincuencia.

 

Hasta ahora se desconoce de algún plan de gobierno en general contra la incidencia delictiva y lo más importante en la prevención para la protección de la sociedad.

 

Desde el gobierno municipal de Aarón Rivas no existe, ni en Culiacán ni en ningún otro municipio, medidas preventivas y lo único que ha quedado desde entonces es el “alcoholímetro” pero de allí en fuera no existen otras.

 

Mucho se ha insistido contra las altas velocidades, los abusos de automovilistas, pero aparte del alcoholímetro no existen otros. Ni los policías, ni los tránsitos mantienen como estrategia la disausión de conductas antisociales y delincuencia mediante mecanismos de puntos de vigilancia permanentes que incidan en los ciudadanos y los delincuentes.

 

Como tampoco ocurre ningún control en bares donde generalmente acuden hombres y mujeres a desarrollar su vida nocturna como debiera ser normal en cualquier parte del mundo, medidas que incluso serían muy benéficas para los mismos empresarios del ramo, donde operen verificación de la edad, medidas de “conductor designado”, cateos de sospechosos, en fin, algo que sirva para realizar programas junto con los padres de familia y organismos civiles, como las comisiones de derechos humanos.

 

Hay muchas cosas que se pueden comentar, que las autoridades pueden diseñar con mecanismos sencillos. No se trata de enfrentar a los grupos del crimen organizado y sus fuerzas militares, se trata de disuadir y limitar a múltiples primo delincuentes o inmadureces y reacciones antisociales que les provoque el alcohol. Algo se puede y debe hacer, tanta faramalla discursera sale sobrando.