columna jose luis lopez duarte

 

A nuestro amigo Manuel de Jesús Lara Salazar y su familia, nuestro más sentido pésame por el fallecimiento de su hermano.

 

Las elecciones del 2018 no solo significaron la derrota política de los más grandes partidos políticos de México, sino la expresión más contundente de sus crisis política, el fracaso del sistema de partidos políticos en México, así como la inminente urgencia de un cambio de régimen y la construcción de un nuevo modelo de Estado nacional.

 

Por lo que el movimiento de AMLO creció y se fortaleció en un proceso más rápido que le llevó al triunfo, precisamente por la existencia de esa crisis de todos los partidos políticos, la quiebra del régimen y la ineficiencia del estado ante los grandes problemas nacionales, al extremo que la corrupción se convirtió en un símbolo que sustituyó al águila y la serpiente como identidad de nuestra nación.

 

El movimiento de AMLO y MORENA encontró terreno fértil y enemigos reducidos, por lo que su ascenso al poder fue de pronóstico anticipado, después que le quitaron los más mínimos obstáculos cuando Peña Nieto persiguió y detuvo el ascenso de Ricardo Anaya y la coalición que encabezaba, cuando era la amenaza de mayor riesgo para AMLO.

 

Desde su origen, MORENA se constituyó legalmente como partido por definición, pero instrumentalmente no se creó ideológica, política ni organizativamente para que le permitiera ser una fuerza política democrática que viniera a refrescar y fortalecer el régimen de partido en franca crisis.

 

No, MORENA se convirtió desde su origen en un membrete útil para la campaña de AMLO sin ir más allá del mismo en cuanto a los intereses de la república.

 

Tanto ha sido así que MORENA hoy en día es prácticamente inexistente en los estados del país y como partido es solo unas siglas al extremo que carece de estructura, funcionamiento y estrategia, cuando hasta de locales carece y ya no se diga de estrategia política, dándose el caso que sus peores enemigos son sus amigos con los que no coincide.

 

Y me imagino que lo que ocurre en Sinaloa, donde el gobernador del Estado, emanado del PRI, presume de gran amistad y alianza con AMLO, es el aliado principal de MORENA a nivel nacional y en los hechos locales, los municipios y la cámara de diputado lo tienen por su peor enemigo.

 

Lo que pasa hoy en MORENA, el gran aquelarre que vive a nivel nacional y dentro de cada estado, tiene mucho que ver con las carencias ideológicas y políticas, las dependencias políticas del presidente de la república y las incompetencias frente a las obligaciones del gobierno, que se convierte en un enorme nudo que requerirá varios meses y mucha voluntad para superarlos. Si no, el presidente los va a triturar. Un abrazo desde aquí a Porfirio Muñoz Ledo.