columna joseluis

 

El anticuenismo en la UAS se ha desatado y es de muy mal augurio para buscar soluciones en favor de la universidad, cuando es indispensable la búsqueda de acuerdos estratégicos que permitan el relanzamiento de la institución y la armonización con los programas de educación de AMLO.

 

El relanzamiento y la armonización de la UAS son dos premisas indispensables para la propia universidad así como para el gobierno de la 4T, precisamente porque los dos procesos se necesitan y complementan.

 

En primer lugar, debe quedar claro para todos que la UAS es una institución que es parte del gobierno, tanto estatal como federal, y que su desempeño es autónomo, cuestión que los obliga a una sana relación y armonía en un marco de respeto y legalidad absoluta.

 

Por eso resultan absurdos los ataques de activos de la 4T contra el ex rector Héctor Melesio Cuén y el PAS, llegando a extremos que rebasan los usos y costumbres de una sana relación política y democrática.

 

El hecho de reproducir de nuevo el libelo de Lily Téllez que grabó en 2016 contra Héctor Melesio Cuén, quien competía por la gubernatura de Sinaloa contra Quirino Ordaz, el hoy gobernador, es un desaguisado que expone los hígados y el oportunismo de los adversarios de Cuén Ojeda en la UAS.

 

Recurrir a las viejas acusaciones contra Cuén, las mismas que se usaron en la campaña más sucia por la gubernatura de Sinaloa de la que se tenga memoria, como fue la de 2016, es una expresión patética de una falta de argumentos para debatir la actualidad y futuro de la UAS, así como la articulación de la universidad con el gobierno de AMLO.

 

Peor aún resulta tratar de combatir con ello un partido como el PAS con burdas acusaciones y patrañas de nexos inconfesables, para desacreditar un esfuerzo social y cultural que guste o no refleja un trabajo intenso en los 18 municipios de Sinaloa.

 

Buena parte de estos adversarios del cuenismo omiten la historia y olvidan que en la UAS nunca ha existido un gobierno institucional sin un respaldo político, donde todos han sido participe en algún lugar de esas fuerzas políticas, lo que ilustra el ocio del debate al respecto en el que mucho insisten sus detractores.

 

La ruta del resabio, el odio y hasta la frustración son muy malos consejeros para construir los consensos que tanto necesitan la UAS y la transición política local y nacional. Allá aquellos que piensan que con un desahogo todo se resuelve, porque se van a equivocar.