El gobernador presentó su tercer informe, acudió al Congreso del Estado y los diputados de la Mesa Directiva y la Gran Comisión lo recibieron en un acto protocolario institucional, sin embargo el gobernador hará público su documento al inaugurar la feria ganadera este martes, acto que ni capitaliza al gobierno estatal, ni al Congreso del Estado y resulta contraproducente al significado de la feria ganadera.
Yo no sé a quién se le ocurrió semejante desatino, que pareciera que el gobernador no tiene quien le ayude, porque la verdad realizar un acto protocolario el viernes del día 15 de noviembre, con sus roles e investiduras cada quien, para luego realizar un acto populachero en el marco de la feria ganadera.
Ha sido posible llegar a acuerdo para la asistencia del gobernador a entregar el informe, ambiente que sin duda da para mucho más, por lo que resulta inapropiado por lo menos dicha parafernalia política.
Es cierto que antes era “el día del gobernador” y todos le rendían tributo en la Cámara de Diputados, donde todos callaban y aplaudían. Luego, en 1991 evolucionó al punto de que todas las fracciones parlamentarias por lo menos exponían sus puntos de vista antes de que llegara el gobernador. Después se logró que dichas exposiciones se hicieran en presencia del gobernador, hasta llegar al 2002, cuando durante el gobierno de Juan S. Millán se logró que el gobernador compareciera exponiendo todos sus puntos de vista y respondiendo a todos los cuestionamientos de los diputados.
La ruta de superación política en el aspecto de rendición de cuentas, en lo que se inscribe la presentación y discusión del informe, que se entrega precisamente el 15 de noviembre, para que los presupuestos se discutan en los cabildos y el Congreso del Estado en diciembre, se truncó el 2007 en el gobierno de Jesús Aguilar, luego de aquel sainete en el Congreso de la Unión donde Felipe Calderón tomó protesta de manera ridícula y que luego ya no hubo presencia de otro presidente de la república hasta ahora que llegó Andrés Manuel López Obrador.
El acto político regresó a ser un acto protocolario y peor aún entregado por un emisario del gobernador, como si se tratara de cualquier obligación y no fuera la presentación de las cuentas políticas, económicas y sociales del gobernador.
Retomar la ruta de superación democrática de más de 20 años que logró en pausas abrir ese debate directo con el gobernador y su gabinete es una obligación ineludible de quienes hoy son diputados y por supuesto de quienes así lo deseen, incluido el propio gobernador.
Que los secretarios acudan al congreso y hasta se les hagan reuniones a modo y que los diputados no tengan toda la información de todo lo que se hizo, en qué se gastó, no se hizo o se hizo mal para que puedan organizar su análisis y preguntas es un desperdicio.
Si se hace hay que hacerlo bien… experiencia hay.