columna joseluis

 

En el congreso de Sinaloa como ya es obligación cada año, se cambia la mesa directiva correspondiente, práctica que se inició a partir del gobierno de MALOVA, estableciéndose la rotación entre las fracciones con mas diputados, práctica que ahora se ratifica por MORENA y que el PRI, en más de 70 años, nunca fue capaz de darle una oportunidad a la oposición.

 

A esa práctica de compromisos compartidos, que el PRI había negado, ahora ellos mismos hablan de “viento nuevos que soplan en el congreso”, sin haberse dado cuenta que eso ocurrió desde julio del 2018 cuando perdieron las elecciones en todos los niveles y ahora, porque ellos acceden a presidir la mesa directiva, le llaman nuevos tiempos.

 

Indudablemente le apuestan a la desmemoria, al olvido y a la ignorancia de lo que ha sido el PRI en la historia de Sinaloa y particularmente en el congreso del estado, al que convirtieron en acople absoluto del gobernador en turno y de los presidentes municipales, para cumplir la voluntad y hasta caprichos del gobernador, así fuera lo más absurdo e ilegal, no les importó a los diputados del PRI durante décadas, 8 creo, actuar al ritmo que les dictara el gobernador, frenando a la oposición como fuera incluso con persecución y encarcelamiento, como ocurrió con Audómar Ahumada en el gobierno de Toledo Corro.

 

La cámara de diputados fue prácticamente, durante toda la existencia de la misma, la comparsa que decretó todas las iniciativas del gobernador, congeló las de la oposición y las menos que pasaron a dictamen, como para “tapar el ojo al macho”, las votaron en contra con el único argumento de que eran de la oposición.

 

Y sobre las cuentas públicas, nunca se preocuparon por conocer a ciencia cierta el estado financiero de todos los organismos públicos, incluso llegándose al extremo que en los gobiernos estatales y municipales existieron obras fantasmas que jamás se construyeron, pero sí se cobraban.

 

Ha sido más por la fuerza de la armonización y homologación de leyes nacionales lo que ha provocado los cambios legislativos en Sinaloa, más que por iniciativa y voluntad de los gobernadores, con algunas excepciones como la creación de la comisión de acceso a la información en el gobierno de Juan s Millán, por ejemplo.

 

En materia de fiscalización, fueron muy renuentes al extremo que duraron los gobernadores casi dos sexenios para terminar con la vieja contaduría mayor de hacienda y construir la auditoría superior del estado en consonancia con la ley federal de auditoría superior de la federación.

 

Por eso cuando se habla de “tiempos nuevos” por los priistas, porque accedió a la presidencia de la mesa directiva del congreso la diputada Gloria Imelda Félix Niebla, es un absurdo, porque ellos nunca han representado vientos nuevos y más bien siempre han sido los que han obstaculizado.

 

Y “Vientos nuevos” dicen los que desde que ganó MORENA, el congreso de Sinaloa, antes de tomar posesión, solo le han “minado” el camino con decretos al vapor para que los controles financieros y que el poder del gobernador se centralice aún más, y lo peor, boicotean la labor legislativa sin establecer puentes, diálogos, acuerdos, es decir la gobernabilidad, pero al contrario se ponen a vetar ahora también la publicación del decreto de la cuenta pública.

 

El PRI nunca ha sido motor de cambio y no ha querido reconocer la condición de que ya no gobierna solo, y menos que lo sigue haciendo con esa visión caciquil producto del poder absoluto que tuvo.

“los vientos nuevos” son la pluralidad, la tolerancia, el respeto, el reconocimiento, la legalidad y la aceptación de la democracia y la necesaria prevalencia de división de poderes, lo otro es puras “porras”.