Nadie se decide a tomar medidas radicales en contra de la escasez de agua y el destino de la poca que queda; incluso la CONAGUA, organización reguladora de las cuencas acuícolas, no dice palabra al respecto, y deja que grupos sociales y autoridades locales, como el presidente de Ahome, Gerardo Vargas, entren a la polémica sin que ninguno tenga competencia.
Ayer, se publicó que 17 proyectos hídricos en 17 regiones del país, iniciaron su construcción en 2025 con una inversión inicial de 15 mil millones de pesos con valor total de 125 mil millones de pesos, seguramente para aplicar en todo el sexenio.
Esta es una respuesta que pretende atacar otra sequía que vendrá después de la que estamos viviendo, por lo que los problemas de hoy, como esos gritos y sombrerazos que se dieron antier en Los Mochis, serán poca cosa para el desespero que se acumulará en algunas semanas más.
Los cultivos, principalmente el maíz, con todo y que se programó una superficie mucho menor (230,000 hectáreas de alrededor de 500 mil), será difícil que aguanten sin daño severo hasta mayo, cuando inicia la cosecha del grano, y para entonces veremos los estragos de la falta de agua.
Y si no es para los cultivos, porque el agua ya se agotó en la superficie, solo quedan los cuerpos de agua subterráneos, cuerpos que la autoridad, específicamente CONAGUA, deberá definir y tomar medidas para que no se consuma en los riegos; esa agua se destinará solo para consumo humano y animal.
Lo que se vio ese miércoles es que ningún liderazgo en Ahome, está pensando en el bien supremo que es el consumo humano, y todos especulan sin ser decisivos en sus conclusiones de qué se va a hacer con el agua que queda.
La CONAGUA simplemente no dice nada, pero en las próximas semanas, cuando se le ven las temperaturas, el calor sea más intenso y el agua sea más demandada por todos los consumidores, la batalla puede ser campal y que impere un solo grito: sálvese el que pueda.
Es en esa perspectiva, las controversias iniciales por el agua que vimos el miércoles. Por lo que las que vendrán, no hay que imaginarlas, hay que tomar medidas urgentes.
El gobernador y los presidentes municipales de Culiacán, Navolato, Angostura, Guasave y Ahome deberán deliberar al respecto y no dejar que ese problema se les convierta en una papa caliente que nadie quiera tomar.
Y eso puede ocurrir porque actuar por un bien supremo afecta a segundos y terceros que representan costos políticos; quizá nadie los quiere asumir, pero no tienen de otra.
Si no lo hacen, el riesgo será mayor y las consecuencias peores, por lo que bien vale tomar el toro por los cuernos y asumir las consecuencias de la acción y no que ocurra una tragedia por sus omisiones.