columna joseluisFue tan solo necesario que hiciera el anuncio el rector Jesús Madueña Molina de que la UAS continuara con el principio de universalidad a quien solicite ingresar a bachillerato para el ciclo 2025-2026, así como extender al máximo los cupos en el nivel superior con base en una reingeniería en la planeación para alcanzar la mayor cobertura posible, tan solo este hecho fue suficiente para que saltaran al ruedo los campeones del “sospechosismo”, quienes pretendieron descalificar esas metas que se está fijando la UAS y sus autoridades, de las cuales se refirieron como “meras maniobras recaudatorias”.

 

Ajenos y convenientemente ignorantes por completo de los planes educativos propuestos por el gobierno de Claudia Sheimbaun, el de crear un solo sistema de bachillerato nacional y máxima cobertura en todos los niveles, en los que desde antes venia inscrita la UAS, cuando desde el 2021-2022 se estableció cobertura universal en el bachillerato de la UAS, el cual ha sido refrendado ya casi por cuatro años y el 2025-2026, sería el quinto de manera consecutiva.

 

Y todo pareciera más fácil con solo enumerar estos hechos, pero el verdadero merito estriba en que la UAS transita desde hace años, con un déficit financiero que hoy en día alcanza más del 30 por ciento de su presupuesto alrededor de los 3 mil millones de pesos.

 

Déficit financiero que esta convertido en una “bola de nieve” que lastra severamente el desarrollo de la universidad, no se diga el despegue que exigen sus esfuerzos y potencialidades que acumula en todos los renglones y áreas que cubre.

 

El mayor problema lo provoca la famosa “jubilación dinámica”, que el 2024 represento un gasto de 2400 millones de pesos el 33 por ciento del presupuesto de 7400 millones, cifra gigantesca que amenaza con aplastar a la institución por la acumulación constante que representa año con año.

 

La “jubilación dinámica” es una “prestación” surgida como fruto del populismo de los grupos de izquierda que dominaron en la UAS hasta fines del siglo XX, que significa sencillamente, pagar otra jubilación junto con la pensión que otorga el IMSS.

 

Hoy en día, esa es una demanda que ya la misma base trabajadora de la UAS derogo de sus estatutos y del contrato colectivo en el 2017, pero las generaciones maestros y trabajadores que adquirieron ese derecho sindical antes de dicha fecha tendrá esa prerrogativa, por el que jubilar a todos quizá llegue hasta el 2050 y así quien sabe si la UAS resista, lo más probable es que no.

 

El avance científico y tecnológico que despliega la humanidad es quizá un cambio de civilización que quien sabe que resulte, pero la UAS no puede resistir con este peso financiero, con este lastre que le puede impedir progresar y hasta llevarla al fracaso si no se atiende con soluciones plausibles y de mucho compromiso con la institución.

 

La UAS en los últimos años ha alcanzado logros que lo han proyectado, ha vencido momentos en los últimos tres ciclos escolares, escollos monumentales, como la pandemia de COVID, la defensa de la autonomía universitaria y arrastrar con este lastre financiero, que ahora quizá sea un reto mayor que la pandemia y la defensa de la UAS.

 

Afortunadamente la UAS llego a esta crisis con liderazgos sólidos, fincados firmemente en una base muy cohesionada y con proyectos muy claros de lo proponían para la UAS, liderazgos como el del rector Jesús Madueña Molina, quien obviamente a demostrado con creces su estatura y quien, seguramente encarara estos problemas como ya lo hace con los lineamientos de la nueva escuela mexicana que enarbola la presidenta Claudia Sheimbaun.