columna joseluisSiempre, ante cualquier problema, la actitud habla y define muchas cosas de lo que va a suceder con el mismo, por lo que, vista la reacción del secretario de seguridad pública nacional quien de inmediato atendió al gobernador Rubén Rocha en México el sábado pasado, ayer, por instrucción directa de la presidenta Claudia Sheinbaum, se hizo presente en Sinaloa junto con el grueso del gabinete de seguridad del gobierno de la república, lo que por sí mismo resulta una acción concreta contra la inseguridad y el miedo, como también habrá quien considere que no signifique nada o que solo quedara en un desplante político, pero sea como sea, se juzgue como se quiera, es un hecho concreto, tangible y objetivo que alienta la esperanza a los sinaloenses y particularmente los culichis, de recuperar la paz y la tranquilidad.

 

Sea como sea, el análisis del gabinete de seguridad del gobierno federal debe empezar por el título del diagnóstico que hace el amigo Omar Garfias en su artículo en “Rio Doce”, “el gobierno no está protegiendo debidamente al pueblo de Sinaloa”, donde hace un estudio comparativo de lo que el gobierno destina para la persecución del delito y la procuración de justicia.

 

Tanto que presupuestalmente, agencias de investigación y número de agentes efectivos, Sinaloa se queda lejos de entidades relativamente iguales como es el caso de que Sonora tenga un presupuesto superior en un 140 por ciento o San Luis Potosí en un 50 por ciento, pero todavía peor resulta si se compara con el pasado, cuando en el gobierno de Jesús Aguilar Padilla existían 80 agencias de M.P y 280 agentes investigadores, mientras que hay, 15 años después, según el dato que publica Omar Garfias, en el gobierno de la 4T, solo 85 agencias del M.P., donde se sabe, de todo el personal de la fiscalía, solo tiene 270 investigadores.

 

El cuadro que dibujo de la fiscalía de Sinaloa es deplorable, desde su presupuesto, organización, cobertura, atención y resultados que es para quedarse pasmados, y si a eso se agrega la conducta facciosa, indolente e irresponsable de quienes dirigen la fiscalía de Sinaloa, el diagnostico resultara mucho peor que explicara por si solo, en buena medida los resultados que Omar García Harfuch nos presente.

 

Es cierto que los sinaloenses tenemos un problema estructural en nuestros rasgos sociológicos, económicos, de seguridad y de gobierno, producto de ser en buena medida la matriz del narcotráfico, pero también es reflejo de que hasta la fecha no hay gobierno estatal ni federal que haya preferido imponerse a ese destino manifiesto que ahora parece la medusa de la mitología griega que petrificaba a quien osara verla.

 

Porque así han sido nuestros gobiernos que nos han llevado a coexistir, contemporizar y hasta cohabitar con el enemigo, como si fuera la medusa y los petrificara o peor, los convirtiera en sus acólitos y servidumbre política, al extremo d convertirse en buena medida en la “guardia pretoriana” del nuevo imperio.

 

El gabinete de seguridad del gobierno federal no debe venir a Sinaloa a ni a cubrir un expediente como tampoco a redoblar tambores, en nuestra opinión debe crear un gabinete para elaborar una estrategia con variables múltiples, como la que se creó en Ciudad Juárez, Chihuahua en el 2010, después de la barbarie que se vivió en aquella ciudad como resultado de la guerra de Felipe Calderón y que luego tuvo que crear un plan que encabezo el sinaloense Heriberto Félix Guerra, para pacificar aquella ciudad que del 2008 al 2010, de un millón 700 mil habitantes que tenía el 2008, en dos años perdió 800 mil habitantes, casi la mitad de su población, producto de la violencia que mantuvieron los carteles de la droga en aquella ciudad.

 

Aquí en Culiacán y Sinaloa, el problema tiene hondas raíces, permea a todas las estructuras sociales y actividades, tanto que ha transmutado de ser una actividad controlada por el gobierno a controlar todas las actividades, por lo que no se trata de algo simple y de corto plazo.

 

Si, urge pacificar, pero es indispensable trabajar a fondo. Ya sabrán como, creo.