Han pasado dos episodios trascendentes para el país en un día, los que reflejan los ánimos y tendencias políticas de como bullen en los pensamientos y ánimos de todos, al extremo de intensificar el debate nacional que ya tiene más de dos años, elevar las tensiones y desesperación de fuerzas políticas y actores sin recato, principalmente quienes han detentado el poder, quienes se ven y se sienten amenazados, sin visualizar que no se trata solo de quien homogeniza, si no la prevalencia de una república con una democracia e institucionalidad muy precaria o el paso a una autocracia dictatorial.
Ese es un dilema del pueblo mexicano hoy por hoy y se trata o de avalar a los que están para que se quede seis años mas o se vayan por ineptos, arbitrarios y corruptos. La ecuación es simple, pero el resultado es muy complejo.
La “marcha rosa” y el resultado del debate entre los candidatos presidenciales del domingo, lo que puso de relieve, es que algo tan normal como una alternancia política, alternancia política que realizamos democráticamente desde el año 2000, cuando Vicente Fox emergió junto con el PAN y derroto 70 años de hegemonía del PRI, hoy la pretenden convertir desde el poder, en una decisión de vida ò muerte y eso, puede ser fatal para esta incipiente y frágil democracia mexicana.
Si cuando el 2020 perdió la elección presidencial en Estados Unidos, Donald Trump, un fanático supremacista, estuvieron a un tris de una confrontación bélica con todo el armamentista y fanatismo de aquel país, el enorme riesgo que se vivió, así hoy México transita por esa cuerda, en un país sin seguridad pública y con poderes facticos libres de todo control.
Que bien por los eventos de la marcha “rosa” y el debate presidencial, que aun no se sabe si rebaso los 16 millones de audición que tuvo el 2º debate, pero sea cual sea, nos habla aun de una sociedad controlada y que puede resolver la elección en orden y en paz.
Pero debe advertirse el temor e irritación del poder presidencial quien está asumiendo actitudes porriles al lanzar como grupo de choque a la CNTE, el brazo de choque del sindicato nacional del magisterio, en contra de la marcha en el zócalo de la ciudad de México o la misma ola de crímenes contra candidatos, políticos y periodistas que pervierten el proceso electoral, como reflejo del miedo a perder la elección y el poder de la presidencia del país.
La resistencia del viejo PRI para admitir sus derrotas y darle paso a la alternancia presidencial el 2000, fue la más larga y cruenta lucha de la resistencia ciudadana que se levantó desde 1988. fueron 12 largos años durante el tiempo que corrió mucha sangre de activistas en todos los estados del país.
Por lo que eso no puede volver a suceder, por que seria mucho peor y de mucho mayor costo para el país y los mexicanos, cuando existe un sistema electoral que bien puede definir ganadores y perdedores.
Lo peor sin duda puede ser que desde el poder pretender definir el resultado y peor aún, que no puedan y quieran imponerse por la fuerza.
El 2018, Enrique Peña Nieto asumió su fracaso y pacto su derrota y salida. A muchos no gusto, particularmente a sectores del PRI entonces, sin embargo, hay quienes, por su vocación autoritaria, no saben perder, no reconocen la democracia electoral, se consideran iluminados y por consecuencia no admiten las consecuencias de sus fracasos.
Ante ese dilema y solo es posible superarlo con una gran votación ciudadano que refleje claramente vencedores y perdedores. Eso creo es lo que nos enseñó el pasado domingo la marcha “Rosa” y el debate presidencial.