columna joseluisEl presidente López Obrador y el gobernador Rubén Rocha, como en una danza, se mueven en paralelo tanto por los esfuerzos miméticos de Rubén Rocha que busca asemejarse cada vez más al presidente como por las características personales comunes y la obsesión por el poder y el abuso de él.

 

A AMLO no le importa mentir y mentir, como lo demuestran sus más de 130,000 mentiras en lo que va de su sexenio, así como ir dejando aliados políticos en el camino, ya no se diga acumular poder a toda costa y actuar como un auténtico autócrata, al grado de intentar desaparecer los equilibrios de poder institucional como son los organismos autónomos así como también, viola la ley y todo esto sin ningún rubor.

 

En lo que quizás el gobernador Rubén Rocha supera AMLO es en los estallidos de ira y descontrol que lo han llevado a confrontar a periodistas productores agrícolas pescadores mujeres empresarios y la joya de la corona la Universidad Autónoma de Sinaloa

 

Y a medida que pasa el tiempo cada vez es peor como fue el caso de la última semana donde fustigó y encajó al grupo Coppel el epíteto de ser los más grandes explotadores de Sinaloa, como descargando su ira y frustración de que lo critiquen la gente de la asociación civil SUMA, y acusa que lo financia este grupo económico como si eso fuera un delito.

 

La misma estratagema del presidente López Obrador como ocurrió hace unos días con el periodista Jorge Ramos en una mañanera, cuando este comentó que su sexenio pasará a la historia como el sexenio más sangriento de la historia del país, a lo que respondió AMLO al periodista “yo tengo otros datos”.

 

Y el periodista le contestó que sus datos eran los que proporcionaba el mismo gobierno, contrarrestando el intento de AMLO de anular la crítica de la inseguridad y crimen que priva en el país.

 

Aquí en Sinaloa Rubén Rocha ha vivido múltiples episodios de ira como ocurrió con los productores de maíz, los periodistas en varias ocasiones, agrediendo y denostando el oficio y el caso de la UAS es emblemático cuando un día sí y otro también la emprende contra la universidad convertido en el enemigo predilecto del gobernador.

 

Y lo que refleja, esta situación es la persistencia de una misma conducta como un patrón que se repite en todos los casos, la intolerancia la sobre ideologización y la demagogia vestida de mentiras y engaños a la sociedad.

 

En fin, podemos concluir que ciertamente las personas se parecen, pero igual por eso pueden hacer lo mismo pero lo que los impulsa, al presidente, al gobernador y a todos los funcionarios de la 4T, son esos dogmatismo y enajenación política, que son un problema crucial para la vida del país, lástima.