columna joseluisCreyendo el autócrata que es el único que piensa y que la realidad será a su imagen y semejanza, como el ser divino, el presidente López Obrador, recorre el país, como el nazareno que reproducía los panes por voluntad divina, inaugurando obras para refrescar su alicaída imagen ante el deterioro de la sociedad mexicana, cuando la sangre que produce la violencia crece a borbotones enlutando más y más hogares, sin que se repare ese dolor que no se disminuye.

 

Y así recorre el país, inaugurando aeropuertos con los taxis mas caros que los boletos de avión, línea aérea que toma aviones del ejército porque no tiene, líneas de trenes sin trenes, refinerías que no refinan, presas sin red de distribución hidráulica, una macro farmacia sin medicamentos ni logística, mientras los cadáveres que la violencia apila no tienen respuesta, como no sea una carpeta que se suma a un enorme archivo que ha acumulado en sus cinco años gobierno.

 

Esa compulsión por hacer al precio que sea, lo hace olvidar que la vida de los mexicanos cada vez corre mas peligro en las calles y los hogares, en el campo y en las ciudades y que ya es un clamor nacional: urge la seguridad y hoy por hoy esa es la máxima exigencia nacional.

 

El país no puede seguir en esta sangría que crece todos los días, urge detenerla y no es posible pensar que la solución será esperar a que termine el gobierno de AMLO, sino que urge que se haga algo desde ahora.

 

Si el gobierno de López Obrador no reacciona, la sociedad esta obligado a hacerlo, pero no como ocurrió en Texcalitlan, Estado de México, sino con una movilización cívica nacional para que el gobierno cumpla el mandato constitucional de garantizar la vida, los bienes y la seguridad de los mexicanos.

 

Es inadmisible no atender la tragedia que invade a todo el país, la violencia se ha convertido en el problema mas grande México, por el dolor que provoca si, pero lo que es peor, es que Texcalitlan se puede convertir en fenómeno reactivo que se replique al extremo de significar la única salida de los ciudadanos y eso significaría la ingobernabilidad y el caos.

 

La ingobernabilidad y el caos es una circunstancia inadmisible por que representaría la quiebra plena del estado de derecho y las instituciones, por lo que es imperativo pugnar por la reorientación política del gobierno mexicano.

 

Reorientación que no se puede pensar en la lógica de la derrota de MORENA, la 4T y la salida de AMLO, es algo muy superior, es pensar colectivamente que este flagelo, es una metástasis de descomposición social que amerita un tratamiento profundo, prolongado, persistente y radical, mediante una estrategia de recuperación de las instituciones, empezando por reestablecer el estado de derecho, recuperar los cuerpos de seguridad y preservar la seguridad social, por lo menos.