columna joseluisDiciembre, no sé por qué, pero siempre nos pone melancólicos, alegres y optimistas, rompiendo la cotidianidad de la vida y pensando en las cosas serán mejores, superiores y soñando en el futuro haciendo nuestras “sumas y restas” del año que termina, creyendo que el porvenir nos resolverá todo.

 

Así es la vida, desde el más chico hasta el más grande y desde el más pobre hasta al más rico, precisamente porque todos somos iguales y es aquí, cuando se refleja, que los micro mundos se asemejan y nos indican, que lo que pensemos y hagamos cada quien, quizá el mundo no cambie nada, pero cada quien sabrá, al final del nuevo año, hacia donde se inclinó la balanza.

 

Por eso las reflexiones de este fin de año, ante el significado del 2024 para nuestro querido México, necesitamos hacer un esfuerzo mayor de reflexión, simplemente por que resulte lo que resulte, se dará una crisis política que nos involucrara a todos, quizá o no quiera algunos de nosotros.

 

Esta reflexión debe hacerse en la solidad y en el más íntimo fuero interior para pensar en una u otra cosa que se confrontara en las elecciones del 2024.

 

Para empezar, se debe estar convencido por todos que la pureza no existe, que los dioses y monarcas tampoco, que solo la prevalencia de las instituciones y las leyes, serán la parte de referencia de todos para seguir adelante.

 

Tampoco nadie tiene la verdad absoluta y solo el ciudadano, es el soberano con el poco o mucho bagaje que posea para la toma de decisiones, quien merece contar con dos patrimonios, la transparencia y la información completa.

 

La mentira y el engaño son influjos perversos que distorsionan la realidad y lastiman, resultando mucho peor cuando aquellos que la practican, dicen que lo hacen para convencer y vencer, incluso afirman que es moralmente correcto, con la consigna criminal de que el fin justifica los medios.

 

Ya han sido muchas las veces que esta perversión priva y hasta logra el éxito ganando elecciones y obviamente se va a pretender repetir, cuando muchos volverán a creer en sus mitos, cuando la realidad los ha desnudado como viles mercaderes de la voluntad ajena.

 

Por eso no es posible que el cinismo de los cretinos, que no supieron hacer su trabajo cuando esa voluntad ciudadana los respaldo, ahora pretenden venir con el mismo garlito de que encabezan a los buenos contra los malos.

 

La historia reciente ha demostrado que resultaron falsos y mediocres redentores, a los que no se les puede depositar nuestros sueños e ilusiones el próximo 2024.

 

Mintieron, engañaron y robaron, esa es la conclusión y su estigma. ¿se podrá confiar en ellos? Yo creo que no.