PLAYAS

Los grandes placeres del verano no tienen por qué implicar el gasto de mucho dinero. Casi todos tienen que ver con poder aprovechar todo el día al aire libre. Tumbarse al sol sobre una toalla, leer bajo la sombra de un árbol o ver una película en un cine de verano. En esta estación muchos planes están relacionados con descansar y, en consecuencia, podemos descuidar nuestra forma física al no estimular nuestros músculos ni quemar tantas calorías como hacemos durante la rutina habitual de trabajo.

 

 

Sin embargo, el verano también puede vivirse de una manera activa. Si bien es cierto que no es recomendable realizar esfuerzo físico en las horas de más calor -cuando los rayos solares inciden con más fuerza-, pueden aprovecharse varios entornos naturales para hacer deporte. En este caso, las cremas de protección solar deben convertirse en un producto indispensablepara repeler la radiación UVA, que puede provocar quemaduras en la piel, y la UVB, que penetra más allá de la superficie y puede alterar la química de las células.

 

 

Uno de los entornos favoritos de los veraneantes para realizar actividades físicas es la playa. En este lugar se pueden realizar ejercicios tanto en el agua como en tierra firme y, además, cualquiera puede disfrutar de ella. Nadar en el mar o correr sobre la arena blanda son actividades que estimulan de manera especial la musculatura de las extremidades, pero están contraindicadas a deportistas principiantes y, aquí viene la sorpresa, a las muchas personas que sufren de la espalda. Y eso que caminar por la playa es una actividad accesible para todos y que cuenta con muchos seguidores.

 

Beneficios y riesgos

Esta actividad tiene ciertos beneficios: el ambiente de la playa influye en la disminución del estrés y de la ansiedad, la arena actúa como un exfoliante natural en los pies y, al tratarse de un suelo más blando que el pavimento o los adoquines, el impacto de la pisada en las articulaciones es menor. La Sociedad Española de Biomecánica y Ortopodología (Sebior) explica en su página web, además, que cuando la piel entra en contacto con la arena "estimula el riego sanguíneo y mejora el flujo, lo que previene la formación de varices o la sensación de pies hinchados". Sin embargo, esta actividad también cuenta con posibles riesgos.

 

 

FUENTE: EL ESPAÑOL.