La natación es un deporte que consiste en trasladarse de un lugar al otro en el agua sin que la persona toque el suelo. La natación puede practicarse en piscina o en aguas abiertas. Su origen es ancestral, en algunos jeroglíficos egipcios del 2500 antes de Cristo se refleja la importancia del arte de nadar en esta civilización. En la Grecia y Roma antiguas nadar formaba parte del entrenamiento militar y saber nadar era una característica que otorgaba distinción.
Durante la Edad Media todo esto cambió y desapareció ya que se consideraba que el agua era portadora de enfermedades. Ya en la era moderna llega la natación de competición que arranca en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII y en 1837 se funda la National Swimming Society, la primera organización de este tipo.
Desde entonces se popularizaron en otros países europeos y no dejó de crecer como disciplina deportiva profesional hasta llegar en 1912 a incluirse las competiciones femeninas de natación en los Juegos Olímpicos.
La natación tiene numerosos beneficios tanto para el cuerpo como para el cerebro haciendo literal eso de ‘mens sana in corpore sano’. Al ser un ejercicio aeróbico favorece la salud cardiovascular fortaleciendo el corazón pero además, ayuda a reparar las neuronas dañadas, fortaleciendo también el cerebro y mejorando su función.
En general, como el resto de los deportes, mejora el flujo sanguíneo pero además, al mantener el cerebro a la altura del corazón hace que el flujo se incremente aún más en el cerebro, incrementándose un 14% respecto a quienes practican deporte fuera del agua. Con eso se ayuda a mejorar la memoria, el estado de ánimo y la claridad mental. Sus beneficios son tales que la natación resulta un ejercicio muy adecuado para la rehabilitación de personas que han sufrido una trombosis cerebral.
FUENTE: abc.es