Por: Jorge Luis Telles
= Negar su existencia acabaría con el atractivo turístico
= Ambas criaturas producen fascinación en el visitante
= Larguísimo viaje desde Londres hasta el famoso lago
= Los avistamientos más publicitados de Nessie
Para quienes habitan en las inmediaciones del Lago Ness – en las zonas más altas de Escocia -, Nessie es exactamente lo mismo que el Conde Drácula para la región de Transilvania, en la Europa Central. Negar su existencia equivaldría a clausurar un negocio turístico que ha representado, por años, importantes ingresos económicos para los residentes de la región de Inverness y para quienes habitan, a su vez, en la zona fronteriza entre Rumania y Hungría. Ambos monstruos “viven” y a quienes no lo crean, se les invita a comprobarlo con tan solo pasar una noche en el castillo de los Cárpatos o realizar una travesía sobre el lago Ness, en una nublada y congelante tarde invernal.
Tanto el Lago Ness (Loch Ness, en el dialecto geólico escoses) como el área de los Montes Cárpatos representan por sí mismos, sitios de arrollador atractivo turístico, por su perturbadora belleza natural; pero Nessie y el legendario conde le aportan el plus necesario para agregar el factor misterio, que tanto fascina a una buena parte del turismo mundial.
Bien.
Es miércoles 08 de marzo de 2017, ya el cuarto día de nuestro tour por los principales puntos del Reino Unido. Desayunamos en el restaurant de un hotel de Edimburgo, la capital de Escocia (una de las cuatro naciones de UK) a la espera de que el guía en jefe, de falda escocesa y toda la cosa, de el banderazo de salida para la expedición a las llamadas tierras altas de ese país. Desayuno ligero, luego de una cena – la noche anterior – a base de salmón ahumado, acompañado de vino tinto y del exquisito whisky escoses, ante el cual el famoso Buchanan nada tiene que hacer. El frío cala hasta los huesos.
Glasgow, otra de las ciudades emblemáticas de Escocia, es el destino final del día, para tomar ferry, al día siguiente, rumbo a Belfast, la capital de Irlanda del Norte. Entre Edimburgo y Glasgow hay una distancia de solo 80 kilómetros, que para este grupo de turistas de América crecerá a 530, por lo que representa desviarnos a Loch Ness, para ir a la caza de Nessie; pero esto no constituye problema alguno. Veremos, nos dicen, paisajes increíbles a lo largo de todo el recorrido.
Así, vamos todavía más al norte de la Isla del Reino Unido, hacia la ciudad de Inverness, de donde tomaremos al Poniente, para viajar 40 kilómetros a la orilla del río Ness, hasta llegar al punto donde aumenta su anchura, para formar el famoso lago. Durante el trayecto, visita a una planta destiladora de whisky, avistamientos de ganado Highland en las cercanías del parque nacional de Cairngorms y escalas técnicas para la foto, con paisajes nevados de belleza increíble. Todo antes de llegar al atractivo principal, a eso de las 2 de la tarde.
Una vez en nuestro destino, hay diferentes sitios para el embarque y distintas compañías operadoras que ofrecen la visita guiada sobre el lago, con parada en las ruinas del Castillo de Urquhart, imponente fortaleza medieval, que forma parte del inventario de castillos de Escocia, su legado más valioso en cuanto a historia se refiere.
El tour se desarrolla bajo un sol esplendoroso; pero a un clima apenas por encima de los cero grados, lo que no extraña si consideramos que estamos todavía en pleno invierno. Nessie solo aparece en la proyección de nuestras mentes y en los videos exhibidos a bordo, en los que se reseñan los avistamientos del monstruo – como una serpiente marina, en su mayoría – así como los testimonios que conforman su existencia. La embarcación, dicho sea de paso, es de primer mundo, en cuanto a servicios de apoyo turístico, comodidad y seguridad.
A lo largo del paseo llego a la conclusión de que el verdadero misterio del Lago Ness no es precisamente su mística criatura, sino el lago mismo: lo helado de sus aguas; lo turbio y obscuro en su consistencia y su profundidad, medida en 226 metros, para ser el más hondo de ese país británico. Su superficie es de 56. 4 kilómetros cuadrados, para ser el segundo más grande en extensión de todos los países de la corona.
De hecho, hasta el más fan de Nessie sabe que no verá a la criatura; pero, de cualquier modo, navegar sobre el lago y escuchar sus historias, representan una experiencia fascinante.
Concluido el recorrido, la obligada visita a la tienda de souvenirs, donde usted encuentra al monstruo en todas sus manifestaciones; la más coincidente, la de una serpiente marina, cuyas jorobas han sido vistas sobre la superficie del lago. Hay lo que usted imagine: peluches, vasos, llaveros, sometidos a una demanda pertinaz del turismo presente.
Y con esto ¿Cómo negar entonces la existencia de Nessis?
Para concluir, sus avistamientos más conocidos, jamás comprobados:
El más sonado, en 1934, cuando el médico cirujano RK Wilson, tomó la foto más conocida de todas, publicada en el Daeley Mail, que le dio la vuelta al mundo. En 1994, sin embargo, se concluyó que la foto era falsa y se descartó, de nueva, la existencia de Nessie. En 2014, se tomaron nuevas fotos, desde un avión, en las que aparentemente aparece la criatura; pero ninguna prueba contundente.
El monstruo de Loch Ness ¿mito y realidad?
A final de cuentas da la misma. Sus fans quieren creer que vive y los que no también. De cualquier modo, suman millones, cada año, los que hacen el viaje hasta el Lago, tan solo para disfrutar de una experiencia ineludible para quienes gustan de conocer hasta los más recónditos puntos del planeta.
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