COLUMNA PALCO PREMIER DEPORTES JORGE LUIS TELLESok

 

= El segundo (de seis) para Paquín Estrada, como manager

 

= Nelson Barrera y Luis Trinidad Castillo, los protagonistas

 

= Una hazaña: Culiacán llegó a Mexicali, con adverso 2-3

 

= Y Culiacán vivió gran fiesta con el desfile de la victoria

 

Lucho el Aguilucho recibió a los Tomateros de Culiacán vestido como Rey: corona sobre la cabeza, cetro en su mano derecha y capa real de terciopelo rojo. Las cámaras de televisión lo captaron justo en el momento en que se colocaba frente a la caseta del equipo visitante, donde se mofaba de los guindas, que llegaban a tierras “cachanillas” en calidad de víctimas inminentes.

 

Lunes 28 de enero de 1985, sexto juego de la serie final entre el club de la capital sinaloense y Mexicali. Los Aguilas acariciaban – tenían en la mano - su primer título de la historia. Estaban en su casa con ventaja de 3-2 en la lid. Lleno impresionante en el “Nido”.

 

Tres horas y media después, sin embargo, el ruidoso público de Mexicali se enfrentó a una realidad no prevista: tendrían que esperar un día más porque esa noche los aguiluchos cayeron 3 carreras contra 1 ante los Tomateros y la gran final se empató a tres victorias por bando. Ricardo Solís tuvo una buena apertura y Aurelio López colocó la cereza del pastel, con un relevo de orejas y rabo. Culiacán atacó con dos en el cuarto capítulo y en el quinto, cuadrangular solitario de Nelson Barrera – héroe indiscutible de esa final – puso números finales en el pizarrón.

 

El martes 29, la gente volvió a llenar el parque a su máxima capacidad; pero Lucho ya no apareció, para evitar el efecto de la “salación”, quizás por indicaciones directas del dueño de la franquicia, el culichi Dio Murillo, hijo de don Enrique Murillo Monge, accionista del periódico Noroeste y dueño de la ferretería más grande de Culiacán, por aquellos tiempos.

 

Y de entrada, Nelson enfrió el ambiente, en la misma primera tanda, al conectar un largo elevado, de sacrificio, sobre el jardín izquierdo, para producir, en pisa y corre, la primera carrera del partido en los zapatos de Chriss Jones. Barrera seguía en plan de “desplumador”, frente al pitcheo de Mexicali. Ahora, contra Rafael García.

 

El legendario Vicente Romo, por el otro lado, colgó los dos primeros ceros sin mayor problema; pero, en el tercer inning, John Cruck se encontró con corredores en tercera y segunda y a los dos los remitió a la registradora, con un sencillo al prado central, que prendió absolutamente a la fanaticada en el “Nido de las Aguilas”. Score 2-1, en esos momentos y la fiesta quería comenzar en Mexicali.

 

Todavía más: a Romo se le llenó la casa en el cuarto capítulo, con solo un out en el marcador; pero, Paquín Estrada, el manager-jugador, hizo un movimiento que representaría el campeonato a final de cuentas, al llamar a la lomita de picheo a Luis Trinidad Castillo, quien se encontraba convertido en el lanzador del momento. Y Trinidad respondió con creces: puso orden de inmediato, al ponchar al norteamericano Shake Mack y dominar a Jesse Baez con un globo a la segunda base, ante el desconsuelo general. Mexicali, de todos modos, seguía arriba en el marcador.

 

Ya no pasaría mucho tiempo, sin embargo.

 

Porque en la apertura de la quinta entrada, Paquin Estrada, que jugaba con las ansias de un novato, se colocó en la primera base, tras tiro malo de su concuño Houston Jimenez, desde el fondo del campo corto. Estrada se movió a la intermedia –corría bien, a pesar de su corpulencia - con toque de sacrificio de Guadalupe Valle y Chriss Jones recibió la inicial por bolas malas. Joel Serna, entonces, se ponchó para el segundo out; pero Dereck Bryant caminó a primera y entonces los senderos se pintaron todos de guinda, en forma amenazante.

 

Aquí, Alfredo “Yaqui” Ríos, manager de Mexicali, fue por Rafael García, el pitcher abridor y mandó en su lugar a Cecilio Ruiz, a quien Nelson Barrera - ¿Quién más? – saludó con silbante línea de hit por el left-center, que empujó par de carreras para darle nueva delantera a Tomateros. Ahora de 3-2. Murmullos e inquietud en el estadio.

 

Y tras eso, ya nadie contendría a los Tomateros. Explosión de 5 anotaciones en el séptimo inning, puso al partido en el congelador.

 

Todo con dos outs:

 

Si, ya con dos abajo, Dereck Bryant sacudió a Cecilio Ruiz, con jonrón sobre la cerca del jardín izquierdo y Nelson Barrera lo secundó con un doblete por toda la raya de la tercera base. Alvin Moore fue pasaporteado intencionalmente y vino un descontroladísimo Sid Monge al rescate de Rafael García, solo para entregar bases consecutivas a Lorenzo Bundy y Graciano Gómez y ceder una carrera más por la vía del famoso “caballito”, que amplió a 5-2 la ventaja de los guindas.

 

Y así, en plena debacle, error en tercera (Alejandro Ortiz) a batazo de Paquín Estrada, que propicia la tercera del rally y todavía Guadalupe Valle – ya sobre el pitcheo de Nelson Matus – empujaría dos más con sencillo al prado izquierdo. Ya era un 8-2 que pegaba directo en el corazón de los fanáticos de Mexicali y que colocaba a los guindas en ruta al campeonato.

 

Y es que mientras Tomateros planteaba nueva amenaza en el octavo, Luis Trinidad Castillo, en cambio, consumaba hermético rescate para adjudicarse la victoria y dejar intactas las botellas de champagne, que desde una noche antes se enfriaban en la caseta de Mexicali.

 

La fiesta fue del otro lado: en la casa club de los Tomateros, donde Paquín celebraba su segundo título, en apenas tres años como timonel.

 

Y siguió aquí, en Culiacán, un día después, con el desfile de la victoria, al regreso del equipo a esta ciudad, con miles de aficionados a lo largo de la avenida Alvaro Obregón y hasta el estadio “Angel Flores, donde se congregó la multitud.

 

Este fue el quinto campeonato y el primero en gira, para Tomateros. Los cuatro anteriores habían quedado rubricados aquí en Culiacàn.

 

En el resumen final, Paquín Estrada le dio todavía cuatro más a Tomateros, para convertirse en el manager más galardonado en la historia de la Liga Mexicana del Pacifico: 82-83; 84-85; 95-96; 96-97; 2001-2002 y 2003-2004. Casualmente, Paquín logró otro, con los Aguilas de Mexicali. Y casualmente, aquí en Culiacán en 1999, cuando Tomateros perdió su única final en en el “Angel Flores”. Una escena nunca vista y una experiencia jamás sentida: un equipo, que no era Tomateros, en plena celebración sobre el campo de juego, mientras los aficionados abandonábamos lentamente el icónico escenario.

 

Cosas de la vida. ¿No?

 

El puerto de Mazatlán fue el escenario, en 1985, de la Serie del Caribe, una vez más, como en 1978, con Tomateros de Culiacán como representante de la Liga Mexicana del Pacífico; pero esa, señores, será otra historia.

 

Algún día la contaremos.

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