columna oswaldo villaseñor

La historia final sobre lo ocurrido el pasado jueves en Culiacán donde el Cartel de Sinaloa convirtió a la capital sinaloense en una zona de guerra y doblegó a las fuerzas federales, aun no se acaba de escribir.

Y es que ya la guerra mutó. Hoy ya no son balazos, ni contabilizar caídos en las calles. Hoy la guerra es mediática, es política, es una guerra de narrativas donde nadie quiere pagar el costo político de un operativo a todas luces fallido.

Y es que cuando el Secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo vino a Culiacán y habló de la suspensión de las acciones que llevaron a la captura de Ovidio Guzmán y luego a su liberación, quizás no midió los alcances políticos de sus palabras.

Pero lo mismo sucedió con el Presidente Andrés Manuel López Obrador. Y es que cuando el Presidente acepta que él personalmente avaló la liberación del capo sinaloense, tampoco midió el alcance de sus palabras.

Así, esa suma de errores de origen, cometidos al más alto nivel del poder en México, provocan al día de hoy, otra guerra, la mediática, la de transferir culpas sin darse cuenta que el origen y sus propias declaraciones, les provocaron los problemas legales y políticos que hoy se le vienen encima al Gobierno Federal.

1.-Alfonso Durazo, ese mismo jueves negro, salió a dar una conferencia de prensa en la cual aceptó y describió que el operativo implementado en la ciudad de Culiacán corrió a cargo de un grupo de inteligencia militar y elementos de la Guardia Nacional. Ahí mismo aceptó que fue un operativo fallido.

2.-Desde luego las reacciones políticas a sus dichos no se hicieron esperar tanto a nivel internacional, nacional y estatal. A nivel internacional el Gobierno Mexicano fue calificado como un gobierno que se doblegó y arrodilló ante el cartel de Sinaloa. Ahí empezaron las consecuencias mediáticas y políticas, pero también legales.

3.-A nivel nacional fue la misma historia. Los partidos de oposición, desde luego aprovecharon el error de lo dicho por Alfonso Durazo para irse a la yugular del poder presidencial y exigir cuando menos la renuncia del Gabinete de Seguridad Pública, al igual como lo hizo el hoy Presidente cuando le tocó estar en la oposición. Al final, ese es el papel que siempre juega quien le toca estar en la oposición. Nada nuevo ni para extrañar.

4.-Hasta ahí el mundo estaba en contra del Gobierno Federal y sus acciones de ir error tras error. Pero como siempre dicen que un error se intenta salvar con otro error, pronto llegó el que sigue.

5.-En la narrativa Pro-López Obrador empezó la contra ofensiva. Que sí se trata de un plan de alto nivel para intentar derrocar al Presidente y en este participó la DEA y el Gobierno de Sinaloa entre otras cosas.

Desde luego en esta narrativa no se aporta ningún elemento contundente para demostrar lo dicho. Solo se basa en supuestos, en una reunión sostenida hace poco más de un mes por el Gobierno de Sinaloa y representantes de la DEA, pero nada tan contundente como los videos que muestran que el operativo para detener al hijo del Chapo fue implementado por Fuerzas Federales y mucho menos contundentes como la aceptación de Alfonso Durazo que su operativo fue un operativo fallido.

Eso sí, la guerra de narrativas, ahí está para ser creída por unos y rechazadas por otros. Ahí cada quien.

6.-¿Pero por qué decimos que El Gobierno Federal va de error en error?. Está claro que el origen de todo, es un operativo federal fallido; que esta acción provocó poner en peligro la vida de la gente de Culiacán. Que esta falla llevó a otra como fue poner en libertad al capo detenido.

También está claro que al aceptar su responsabilidad Alfonso Durazo, del operativo fallido, no se midió la gravedad legal y política del caso y hoy en la reacción política se vuelve a cometer otro error quizás mucho peor y más grave que los cometidos primero.

7.-En la narrativa de contraofensiva, o sea culpar a la DEA del operativo de detección del Hijo del Chapo Guzmán, no es cosa menor y menos cuando hasta hoy se puede decir que es falso, a juzgar por lo visto en el operativo donde se ven fuerzas federales y por la aceptación de Alfonso Durazo.

8.-Pero culpar a la DEA es culpar al Gobierno de Estados Unidos liderado por un Presidente que ya le demostró también a López Obrador lo fácil que le resultó doblegarlo y ponerlo de rodillas. Por lo pronto, la primera señal ya le llegó al Presidente. La DEA salió a desmentir su participación en el operativo y dijo desconocer su implementación. O sea otro error y quizás más grave.

9.-Pero los errores se siguen cometiendo. El Presidente de nuevo ya la agarró contra los medios de comunicación o periodistas críticos e intenta reducir lo sucedido en Culiacán a un asunto de intereses de medios de comunicación y empresarios.

La realidad es que no es así.

10.-Y es que los medios de comunicación sobre todo nacionales, en su seguimiento informativo, ya van en el cuestionamiento sobre quién debe pagar las consecuencias del operativo fallido que no solo puso en peligro la vida de los culichis, sino también dañó fuertemente la imagen de México en todo el mundo.

11.-Desde luego los principales funcionarios señalados van desde el Secretario de Seguridad Pública federal, hasta el Secretario de la Defensa y otros integrantes del Gabinete de Seguridad.

12.-Desde luego este cuestionamiento ya encontró también su contra ofensiva de manera local. Ayer circuló fuerte el relacionar al Gobierno de Sinaloa y su supuesta participación con la DEA así como también se hizo circular el rumor de posibles renuncias en el gabinete de seguridad local.

Es decir, se rumoró la posible salida del Fiscal General del Estado así como del Secretario de Seguridad Pública Estatal. Nada de esto era cierto.

13.-¿Pero por qué decimos que se va de error en error? Bueno, porque el gobierno federal tiene su problema producto de un operativo fallido donde no participó ni era competencia alguna, de una autoridad local.

14.-Si existe una orden de extradición como se dijo por el propio Alfonso Durazo, esa no la pudo emitir ninguna autoridad local y desde luego tampoco la pudo cumplimentar ninguna autoridad local.

15.-Es por eso que decimos, ni Alfonso Durazo al aceptar la implementación del operativo y calificarlo como operativo fallido, ni el Presidente López Obrador al aceptar haber avalado la liberación del capo sinaloense, midieron los alcances legales y políticos de sus palabras.

Hoy con el cambio de narrativas, se hunden más. Los hechos y sus dichos no los pueden cambiar.

Las Consecuencias, aun no terminan.

Habrá que estar pendientes.

PASO A PASITO.-El Gobernador del Estado Quirino Ordaz se reunió el día de ayer con representantes de organismos empresariales y rectores de universidades tanto públicas como privadas.

El exhorto fue poner a Culiacán y a Sinaloa en movimiento y dejar de atrás lo sucedido el pasado jueves cuando la capital del Estado se convirtió en una zona de guerra.

La convocatoria del Gobernador a estos representantes no es para menos. El miedo se apoderó de mucha gente y prácticamente Culiacán se paralizó el pasado viernes.

Escuelas, Poder Judicial, Poder Legislativo, dependencias de gobierno y negocios comerciales cerraron sus puertas.

Para el sábado ya lo advertíamos en nuestro comentario anterior. Culiacán ya estaba de regreso y parecía que nada había pasado.

Sin embargo, en momentos tan difíciles para la economía de todo el país, paralizar una ciudad por miedo es doblemente dañino y lamentable.

Es por eso que el cierre de filas al cual convocó el gobernador y al cual se han ido comprometiendo no solo los empresarios afiliados a organismos camarales, o bien las universidades, así como sindicatos y organizaciones sociales, es más que necesario.

Los compromisos que hizo Mario Cadena a nombre de CODESIN de seguir impulsando nuevos proyectos empresariales y de seguir invirtiendo en Sinaloa, es un balde de oxígeno para Sinaloa y para los sinaloenses.

Lo mismo hicieron otros empresarios y rectores de las universidades con el compromiso de volver a la normalidad de sus respectivas actividades por el bien de Sinaloa.

En fin, poco a poco Culiacán y Sinaloa vuelven a la normalidad social y poco a poco también se deja la lado la sicosis que se ha vivido por varios días.

La delincuencia o la violencia no pueden paralizar un estado en definitiva.