columna miguel

El poco o nulo oficio político de Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional del movimiento de regeneración nacional, quien provocó un efecto pandémico que se agravó con su endeble y timorata actitud, dejándose ver igual que en la cámara de diputados, una marioneta desarmable de presidente AMLO, muy evidente en estos momentos que están designando a los candidatos a las gubernaturas de 15 estados de la república mexicana y en todos los casos con graves problemas de divisionismo en el morenismo.

 

EN SINALOA tienen a los morenistas en suspenso, debido a que se anunció la fecha y hora para presentar al candidato y a la hora de la hora esto se pospuso, debido a que AMLO no estuvo de acuerdo con que el candidato sea el senador Rubén Rocha Moya y mientras “lo convencen” (¿para la SEP?), el anuncio está pospuesto, demostrando lo que siempre les he dicho, Rocha no está en el ánimo del peje, a pesar de que él ha presumido en infinidad de ocasiones, sin embargo, es muy factible que ahorita el senador Rocha Moya está sufriendo de insomnio.

 

EL QUÍMICO BENÍTEZ sin quitar el dedo del renglón, sin acosar al presidente, es decir, a la espera de la decisión, debido a que el presidente municipal de Mazatlán, Luis Guillermo “químico” Benítez Torres, conoce al presidente AMLO, sabe que la decisión la tomará él desde palacio nacional y que lo que AMLO diga así se hará, porque AMLO no aceptará imposiciones de grupos.

 

Benítez Torres ha sabido ser discreto y además ha soportado toda una andanada de golpes bajos que Rubén Rocha Moya le ha dado con su gente incrustada en el ayuntamiento de Mazatlán, como la síndica procuradora, también desde el Congreso del Estado con algunos diputados, al igual que con algunos ex perredista que saben de la amistad entre el químico y AMLO, lo cual les provoca incomodidad y piensan que con grilla barata doblegarán al químico o al presidente AMLO, sin terminar de entender que AMLO es terco como una mula y lo que le sigue. Por lo tanto, hoy se puede ver al Químico Benítez, seguro y relajado, mientras que se ve a un Rubén Rocha con un rostro de preocupación y desánimo.