columna oscarPorque la historia es terca y yo tengo su misma insistencia.

José Revueltas

El 21 de mayo tiene su historia. Hace 32 años Norma Corona Sapién perdió su vida por los derechos humanos. La tarde de aquel día 21 culminaba su vida llena de inquietudes sociales, que la distinguieron lo mismo en las jornadas por la defensa de la autonomía de la Universidad, como en la larga huelga universitaria de solidaridad con el movimiento estudiantil de la Ciudad de México (1968). No menos fue su brillante activismo junto a las Madres con Hijos Desaparecidos de Sinaloa y sus productivos afanes para fundar y encabezar la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa.

 

Por eso su pérdida marcó el destino de la CDDHS y pautó la historia de los años siguientes en materia de derechos humanos al estado de Sinaloa. Y por ser esa fecha punto de llegada y de partida, nuestra organización la dedica para homenajear su memoria y rendir cuentas de su labor en defensa y promoción de los derechos humanos. Este sábado 21 estaremos en la esquina de Zaragoza y Riva Palacio, para depositarle un ramo de flores a Norma y hacerle patente el compromiso de continuar su obra. Después de visitar el punto geográfico donde fue inmolada la primera presidenta de la CDDHS, nos concentraremos en el Casino de la Cultura para escuchar el XIV Informe de Labores de Leonel Aguirre Meza, presidente del organismo no gubernamental.

 

¿En qué marco social se rinde este informe? A seis meses de haber iniciado el caminar del Gobierno de Rubén Rocha Moya, cuyo bono democrático se mantiene en alto y con buenas expectativas de que serán atendidos exitosamente los asuntos más importantes de la vida económica y social. Tenemos muy presente también que se arrastra una crisis humanitaria desde hace años, que encierra una gran preocupación en los renglones de homicidios, desplazamientos y desaparición forzada de personas. Resolver esa preocupante crisis será un verdadero reto y la prueba de fuego del presente gobierno.

 

Hay cosas que muchos funcionarios no aprenden y difícilmente aprenderán. Al menos que el gobernador y el Congreso del Estado atiendan las medidas cautelares que la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, emitió el día 28 de octubre de 2021. Nos indigna que aún después de la tragedia que encierra el caso de Luis Enrique Ramírez, se repitan sin ninguna pena las conductas de amenazas y acoso a periodistas. Apenas el pasado jueves algunos columnistas manifestaron enojo por la conducta violenta del alcalde de El Fuerte, Gildardo Leyva, contra reporteros y de su homólogo Luis Guillermo Benítez, de Mazatlán, que en sociedad con su director de comunicación sigue persiguiendo y acosando a comunicadores del puerto.

 

Otro tema que no podemos dejar de lado es el asunto de la vivienda. Hace algunas semanas se intentó el desalojo de 42 familias en Mazatlán. La solidaridad de Miguel Gutiérrez y su organización MASS lo impidieron. Pero el juez y el acaparador de terrenos volvieron por sus fueros y ya expulsaron a esas familias de sus hogares. Creímos que el gobierno estatal haría algo para evitar el desahucio, pues es un problema social. Nos equivocamos.

 

Y qué decir del grave problema de despojo de tierras a los yoremes mayos. En las últimas décadas los beneficiarios de los regímenes priístas y panistas han hecho su agosto con las reservas comunitarias y con las parcelas ejidales. Nació una esperanza con la nueva administración pública, pero los funcionarios agrarios poca identificación tienen con la justicia y todavía menos empatía hacia los despojados. Estos tienen algunos defectos que no son bien vistos en una sociedad injusta como la nuestra: son indígenas, son pobres y sin organización. Nos estamos solidarizando con los yoremes mayos, pero nos estrellamos con la actitud negligente e interesada de las autoridades agrarias federales y locales. La injusticia alcanza ya la misma dimensión que significó el despojo español de hace cinco siglos.

 

Queriendo acortar la distancia hacia la utopía crecimos un poco como Comisión. Dos nuevas visitadurías van en el sentido de atender bien a sectores sociales en movimiento y a una zona importante de Sinaloa: comerciantes ambulantes, pepenadores, tiangueros, policías jubilados y viudas de policía, están siendo mejor atendidos. También hacemos presencia en la parte norte del estado. Se siente la huella de nuestro trabajo.

 

En breve cumpliremos 39 años de trabajo ininterrumpido y el balance obligado es que ha valido la pena el trabajo pionero que realizamos. En el camino nos arrebataron a Jesús Michel Jacobo, a Norma Corona Sapién, a Jorge Aguirre Meza y Sandra Luz Hernández, pero si sus victimarios creyeron que todo terminaba allí para ellos, se equivocaron. Todos sabemos que fueron semillas que hoy germinan en las nuevas generaciones que luchan por los derechos humanos de todas y todos. Nuestra vocación tiene el mismo lustre de 1983 y tendremos CDDHS por muchos años si el respaldo moral del pueblo sinaloense no nos abandona. Vale.

 

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