columna joseluisSer oposición en México, frente a un régimen presidencialista, nunca ha sido fácil para nadie y no será la excepción ahora, más aun que tenemos un presidente que no tiene rasgos de demócrata y que demuestran que es capaz de construir una autocracia antes de desmontar el régimen presidencialista, que en síntesis es la copia de una estructura monárquica.

 

Así, simplemente por eso, no es fácil ser oposición y enfrentar a ese tipo de gobierno y más aún cuando está en la presidencia un personaje con vocación de autócrata.

 

Y otra cosa que se debe establecer, es que la oposición no se inventa, se crea y los actores no se eligen, son los que se deciden, por aquello de “el agua y el aceite no se pueden juntar” y “cómo es posible que el PAN y PRD se junten con el PRI”, precisamente por que la oposición se crea como un movimiento en contra de una autocracia, altamente corrosiva para la democracia y sus instituciones, que por lo menos ahora en México han configurada un futuro profundamente incierto.

 

Por eso hablar de que el PRI esta derrotado, de que esta vencido, es una falacia, como si no fuera una fuerza activa y actuante ante los problemas nacionales y que hoy, aportan sus esfuerzos en contra de la 4T, MORENA y AMLO, símbolos de esa autocracia en desarrollo en México.

 

Ese es el tema medular de los esfuerzos por construir un bloque opositor a la 4T y MORENA, ciertamente con una gama de diferencias entre partidos, pero con una identidad: derrotar a AMLO.

 

Seguir denostando, menospreciando y hasta insultando al PRI, como a veces lo hacen también en contra del PAN y del PRD, significa que no se identifican los propósitos comunes que han producido esa coalición opositora.

 

La conducta consecuente para esos propósitos debe ser unificar y sumar adeptos a ese movimiento, si con critica, pero sin lamentos y menos con insultos y ofensas.

 

Aquí están los que están y con ellos se debe trabajar entendiendo algo muy importante, habrá muchas batallas, muchas se ganarán y otras tantas se perderán, pero el ascenso al triunfo no se logra de otra manera.

 

2023 fue otra batalla más, si muy importante, donde hubo saldos negativos y favorables, como también ocurrió lo mismo con los adversarios.

 

Es momento de reflexionar, reparar heridas, pensar en nuevas acciones, ajustar las huestes, convencer más aliados, sumar todo lo que sea posible, pero no soltar el llanto, ni desgarrarse las vestiduras y mucho menos denostar contra aliados.

 

El PRI hizo su esfuerzo, los priistas dieron su batalla y fueron los que más aportaron. Hay que levantarse, descansar y reiniciar el paso por que es hora de trotar.