columna joseluisLeí este fin de semana un artículo periodístico firmado por Ana Luz Ruelas, titulado “¿Juicio político a Rocha y Feliciano?” donde observé un desahogo contra estos personajes y otros más, sin mayor argumento como no fuera la descalificación a ultranza de los mismos, como el que Rubén Rocha gobernador y Feliciano Castro diputado fueran responsables de la quiebra de las juntas de agua potable del estado y los estragos de la sequía, como si la primera no fuera un hecho desde hace décadas, los descuentos en el servicio de agua potable no se hicieron desde hace 27 años, cuando llegó el PAN al gobierno de los municipios de Mazatlán, Culiacán, Navolato, Salvador Alvarado y Ahome, y la sequía no se convirtiera en un fenómeno recurrente desde 1999, cuando se conoció a “la niña” en Sinaloa.

 

En segundo lugar, las juntas de agua potable no están quebradas, más bien nunca han sido negocio y siempre, por lo menos 13 de las 18, han sido deficitarias y lo seguirán siendo, porque prevalece una distribución demográfica muy dispersa, primero en el eje de los diez municipios serranos que fueron pilares del desarrollo sinaloense en su primer época, y segundo por la enorme cantidad de poblados rurales que, productos de los ejidos en las zonas agrícolas de Sinaloa y los 42 campos pesqueros, sumando las tres regiones 5400 comunidades rurales, donde producir el agua potable y transportarla es muchísimo más caro que en los cinco grandes centros urbanos de Sinaloa, de los 84 que tiene Sinaloa.

 

Negocio son las juntas de Ahome, Guasave, Guamúchil, Culiacán y Mazatlán, que si alguna de ellas sufre carencias e insuficiencias ya es por otra cosa, porque sus ventas son mucho mayores a sus costos. La controversia con Jesús Estrada Ferreiro y el Congreso del Estado es producto de la formulación legal de dicho apoyo a los adultos mayores, pero no producto de algún desatino gubernamental, porque el a poyo ha sido un hecho desde hace casi 30 años.

 

Por eso es un absoluto error acusar a Rubén Rocha y Feliciano Castro de ocurrírseles “abaratar el agua en un estado con sequía endémica y juntas (de agua) quebradas”, ellos solo hicieron lo que AMLO hizo con varios de sus programas sociales, legalizarlos.

 

Lo mismo que señalas al nuevo presidente municipal de Culiacán de abrir un tramo de la calle Hidalgo (una cuadra) al abrir dos bocacalles que quedaron bloqueadas después de las 4 primeras olas de la pandemia de COVID-19, que llegó a cerrarse todo el primer cuadro de la ciudad por parte de Jesús Estrada Ferreiro, y así fue el conflicto con los comerciantes del centro.

 

Es cierto que Juan de Dios Gámez es aún joven, aunque ya de 37 años, pero por ello no se le puede descalificar de antemano, cuando apenas tiene una semana en el cargo, tanto que se ganó una nota nacional en una columna de la publicación “Milenio” de Héctor Zamarrón, como si hubiera sido esa apertura de la calle Hidalgo la destrucción de “andadores” o paseos peatonales. Es cierto que se vale exagerar, pero no es para tanto.

 

Como es injusta, incorrecta e imprecisa también la descalificación de los exalcaldes Héctor Melesio Cuén, Aarón Rivas y Sergio Torres, cuando entre los tres sumaron obras trascendentales para la movilidad en la ciudad al desfogar el tráfico con obras que significaron un salto en la ciudad.

 

En el trienio de los dos primeros así fue el paso a desnivel que conectó con túneles desde el monumento a Agustina Ramírez hasta las oficinas de SEPyC, el distribuidor vial en la salida norte, la gaza de puentes en la entrada al aeropuerto y el drenaje pluvial del sector Humaya, obras todas con enormes obstáculos burocráticos y sociales, que pocos habían enfrentado.

 

De Sergio Torres cómo decir eso cuando abordó problemas de hacía 50 años, cuando se ahogaron por la calle Aquiles Serdán tres jovencitas que la corriente les arrasó y las arrastró al río, construyendo el drenaje pluvial de la Aquiles Serdán eliminando los peligros y logrando el paso rápido por esa arteria vial. Además de que permitió el desfogue vehicular del norte de la ciudad, beneficiando a 300 mil vecinos con ahorros de tiempo y dinero al construir el “par vial” que formaron la calle Obregón y la calle Aquiles Serdán.

 

Y para cerrar el ciclo, Sergio Torres enfrentó a los casatenientes más ricos de Culiacán, al abordar el tema de la deuda de predial urbano de más de 5 mil millones de pesos, dándose casos que había deudas al municipio superiores al valor de las casas, como ocurrió en un fraccionamiento de una cada que debía trece millones de impuesto predial. No fue fácil, ni por el par vial, ni por el drenaje pluvial, ni por el cobro del predial, pero como decía Sergio Torres, había que entrarle “Si no, pa´que”.

 

Hay mucho más que debatir, pero aquí le paramos… por hoy ¿Cómo que juicio político?

 

Los invito a compartir la mesa de análisis político que dirige el Dr. Héctor Muñoz los lunes, miércoles y viernes a las 6:30 de la tarde, con la participación de los analistas Fernando Camacho, Leonel Solís y un servidor. Los esperamos en Facebook dr hector muñoz

 

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