columna jose luis lopez duarte

 

Este viernes 7 de junio, ha presentado el Dr. Juan Eulogio Guerra Liera su segundo informe de su segundo mandato como rector de la UAS, y por todo lo realizado, como por el entorno que vive la universidad, creo que ha llegado a un momento de concluir un ciclo y abrir otros derroteros para el devenir de la centenaria institución.

 

¿A qué me refiero? En los últimos 50 años, la UAS ha vivido por lo menos cuatro grandes transformaciones, que se pueden considerar los saltos de calidad de su autonomía, en la lógica de un concepto que se realiza y supera permanentemente, que ahora está llegando a su maduración, un momento que vive su interior, como su exterior, que representaría abrir un quinto periodo en esa superación permanente que supone revitalizar la fuerza y proyectar el movimiento de la UAS hacia metas superiores.

 

La era moderna de la UAS se da a casi cien años de su fundación, cuando en 1965 el gobernador Leopoldo Sánchez Celis le otorgó la autonomía constitucional a la UAS, que le permitió empezar su mundo al margen del gobierno y que significó la materia del choque que tendría años después, cuando en 1969, por encima de esa autonomía, el gobierno impuso como rector a Gonzalo Armienta Calderón, que coincidía con las rebeliones juveniles que se gestaron en varias latitudes del país y varios de ellos al seno de la universidades como la UNAM, el POLI, en Guerrero, Puebla, Guadalajara, prolongándose por años, que algunos se transformaron en movimientos políticos izquierdistas, breves pero intensos y de impacto, que se tradujo en la UAS en un movimiento de reforma universitaria que le dio vida a la segunda autonomía.

 

En el contexto de una transición política intensa, violenta y hasta dramática, se construye en la UAS el proyecto UDCP (Universidad Democrática, Crítica y Popular), con un programa académico y cultural sin precedentes para la UAS, programa que le dio una identidad y liderazgo nacional, tanto que alcanzó el reconocimiento de hecho del gobierno de la república, lo que le dio un periodo de intenso trabajo de formación de su capital humano, su curricula académica y creación de infraestructura, que la convirtió en la universidad del país con mayor crecimiento y cobertura, prácticamente en todo el territorio sinaloense, y sobre todo en los ámbitos de las ciencias.
El crecimiento fue de 1973 al año 1983, elevó su matrícula de 1500 estudiantes a más de 30 mil, estableciéndose un periodo de un enorme trabajo cultural y creación de múltiples proyectos académicos que significaron una época de casi 20 años donde la juventud estudiantil sinaloense fue capaz de autogobernarse, construir un modelo educativo popular y democrático, y construir los instrumentos laborales, académicos e institucionales que aún sustenta la universidad.

 

A partir de 1993 surgen voces de reforma universitaria, que hasta 2004, ya en el rectorado de Héctor Melesio Cuén, madura y se concreta con una nueva ley orgánica, la tercera autonomía, que reduce la participación política y pondera el desarrollo académico – institucional, representando un nuevo lanzamiento de la UAS con una implosión en ella, provocada por el impacto en la academia de las nuevas tecnologías y herramientas, que impuso el desarrollo científico, que potenciaron la información y el conocimiento, lo que obligó a ese recambio que ha tenido que ser constante ante la velocidad de vértigo que la innovación científica y tecnológica ha desarrollado.

 

Este esfuerzo de la UAS por estar al día de estos tiempos, hoy se ven acicateados aún más por los cambios políticos que vienen creciendo en México y el mundo, cambios que pueden ser sustanciales y de alto impacto para lo que es indispensable ajustar y adecuar de nuevo el modelo de UAS, para seguir siendo eficaz y rentable a la sociedad sinaloense.

 

Así, hoy después de este 2° informe del rector Juan Eulogio Guerra Liera se inicia una nueva etapa con sus líderes institucionales y políticos que encabezan el rector, Héctor Melesio Cuén y Víctor Antonio Corrales Burgueño, quienes están obligados a impulsar el nuevo cambio que les impone esta nueva implosión, la política, que adjunta a la intensificación de las guerras comerciales globales que impone la más brutal competencia, obliga a maniobrar con urgencia para equilibrar ese juego de fuerzas y resulte una nueva oportunidad para relanzar a la UAS en lugar de que se convierta en conflicto.

 

Los próximos dos años son tiempo suficiente para armar ese nuevo proyecto. Lo peor es transitar hacia un escenario de “suma cero”, donde todos se desgasten y pierdan, creo que es factible la construcción de ese relanzamiento de la UAS por todos. Sería lo más adecuado para una quinta autonomía en paz, armonía y colaboración, un choque a nadie le sirve.