columna joseluis

Para todos aquellos, incluida la secretaria general encargada del despacho de la presidencia del PRI, Cinthia Valenzuela Langarica, y el gobernador Rubén Rocha, que han salido en defensa del exgobernador Quirino Ordaz respecto al acuerdo unánime del Consejo Nacional del PRI de negar al exgobernador una licencia política para ser funcionario del gobierno de AMLO, ya salió el “peine” y lo que había detrás de algo tan intrascendente de algo que ya había resuelto el propio Quirino.

 

Sí, porque eso era cosa menor a lo que había detrás y el mensaje político que el PRI le enviaba al presidente López Obrador y MORENA, como era su rechazo a la reforma eléctrica.

 

Poco tardó en salir todo a flote. Del domingo que el PRI resolvió al miércoles que la cámara de diputados resolvió suspender los trámites de la reforma eléctrica para enviarlas al 2022 y retomar la discusión, si es que se presenta.

 

El PRI, simple y sencillamente dijo en su resolución sobre Quirino que no irían a un acuerdo con el gobierno de AMLO y si se leía bien la negativa a Quirino, era que no irían en lo más trascedente, la reforma eléctrica.

 

Fue una lucha muy intensa que se inició en enero pasado, cuando se reformó la ley eléctrica y no la constitución, resultando negatorio por todos los amparos que interpusieron los productores eléctricos privados y que le ganaron al gobierno 200 resoluciones contra tres fallos judiciales.

 

De nueva cuenta, en julio el presidente López Obrador volvió a la carga y ahora sí, propuso las reformas constitucionales a los artículos 25, 27 y 28, pero ya no tenía mayoría calificada para sacarla adelante y requería un aliado de la oposición y ese era el PRI, con quien “coqueteó” varias semanas, y por fin ahora, después de que ni un centavo del presupuesto reorientó MORENA y como dijo el presidente “no le muevan ni un punto, ni una coma” y así sucedió, lo que llevó al PRI a esta determinación final.

 

¿Qué pasará después de esta decisión de parar la reforma eléctrica? No lo sabemos, pero si podemos afirmar que fueron muchos los factores que han obligado al presidente a dar marcha atrás, especialmente el gobierno norteamericano y la opinión pública nacional.

 

Veremos si la oposición aprovecha este triunfo relativo y se posiciona mejor o si definitivamente no tiene remedio.