No cabe duda de que el PRI ha jugado inteligente respecto a la reforma eléctrica que envió el presidente López Obrador al congreso, y más aún cuando el juego de los demás estaba abierto tanto el del PAN, PRD, MC, como los empresarios, jugada que le permite recuperar un poco de fuerzas, tener iniciativa política y encabezar el debate, aunque su decisión ya esté tomada.
El PRI jugó con el score, pues estaba completamente acorralado en la disyuntiva de si apoyaba al presidente y MORENA, o se definía por el voto en contra de la reforma eléctrica.
No hizo ni una ni otra cosa, simplemente dijo “voy a hacer una consulta con la base del partido y expertos en el tema y luego decidimos”, paso que le permitió abrir un debate más amplio, profundo y con incidencia en el juego político.
Tanto que se precipitó la definición de la coalición “Va por México”, que integran PRI, PAN, PRD, como también el que los empresarios de COPARMEX y CONCAMIN estén decididos ya por el apoyo electoral a esa coalición, y quizá algo de lo más relevante es incidir para que MC también se incorpore a esa coalición.
Eso no fue lo único, porque también al seno de MORENA se levantaron voces en contra de la iniciativa, así como de su aliado el Partido Verde, provocando que los coordinadores de MORENA en la cámara de diputados y en el senado de la república, buscaron un “plan B”, la llevaron, con sabe qué modificaciones a la iniciativa del presidente, porque nadie habla de los artículos 26, 27 y 28 constitucionales, que son el fondo de la iniciativa, que es convertir a CFE de nuevo en empresa del gobierno (juez y parte) sin autonomía de gestión otra vez, de nuevo el monopolio del estado mexicano (aunque ya no pueda con la tarea por su enorme déficit como productor, que es del 54% de la electricidad).
El PRI mejor que nadie sabe lo que significa la reforma del presidente López Obrador y seguramente varios priistas suspiraron con volver al pasado de CFE, pero seguramente saben que esa reforma es para, de nuevo, convertir la empresa en “caja chica” del gobierno y ellos ya no están, saben que sería darle todo el poder al presidente López Obrador, aún más del que ya tiene.
El PRI, al inicio del debate, estaba con la espalda en la pared y dudó un momento su decisión, orientándose por la consulta, pero esa decisión la tiene que tomar en corto plazo.
No es casual que el presidente López Obrador haya bajado la presión sobre la sucesión presidencial y haya anunciado que otros priistas y panistas más van a su gabinete, como ya lo hizo el saliente gobernador de Sinaloa, ofreciendo abiertamente una zanahoria para toda la clase política con tal de obtener la mayoría calificada para la reforma eléctrica. Ya veremos, no la tiene fácil el presidente.