columna joseluis

La región del Évora, que constituyen los municipios de Mocorito, Salvador Alvarado y Angostura, bañadas en su origen las tres cabeceras municipales por el río Évora y originarios los tres del mismo tronco, cuando en 1916 se constituye el municipio de Angostura, siendo una sindicatura de Mocorito, pasando lo mismo en 1962, cuando la sindicatura de Guamúchil, perteneciente también a Mocorito, se transforma en el municipio de Salvador Alvarado.

 

De hecho, las tres regiones, junto con la sindicatura de Pericos Mocorito, constituyen un cuadrilátero socioeconómico en donde Guamúchil, Angostura y Pericos le disputaron a principios del siglo XX la hegemonía a la ciudad colonial que representaba Mocorito y que el trazo del ferrocarril del Pacífico, que no le favoreció a la cabecera del municipio, al cruzar Guamúchil, el valle de Angostura y el valle de Pericos, desencadenaron los desprendimientos territoriales.

 

La región, con excepción de la zona serrana de Mocorito, ha sido muy próspera, primero por la costa y luego por los sistemas de irrigación que se construyeron con la presa López Mateos, desarrollando una población de mucho esfuerzo y trabajo que les ha proporcionado una idiosincrasia liberal, incluso la clase política priista que, en buena medida, ha luchado contra el centralismo estatal.

 

Por ello no ha sido casual que Salvador Alvarado haya sido de los primeros municipios que incorporó la alternancia política en el viejo régimen priista al pasar a ser gobernada por el PAN, al mismo tiempo (1995) ocurre lo propio en Angostura, pero a favor del PRD, mientras que Pericos vivía intensos movimientos separatistas de Mocorito en 1990.

 

El único que faltaba para cerrar el cuadro era Mocorito, y el 2016 el PAS le gana la presidencia municipal y se reelige el 2018, consolidándose la alternancia política como patrimonio político y cultural, como reflejo del liberalismo en que crecieron esos pueblos.

 

Ahora en el 2021, la disputa por los cambios de gobierno estatal y municipal es vivido con ese mismo criterio, cuando en Salvador Alvarado las candidaturas de MORENA – PAS las encabeza una corriente del panismo tradicional del municipio con Armando “El Iguano” Camacho, en Angostura MORENA y PAS llevan candidatos locales distintos y en Mocorito la coalición PRI – PAN – PRD también llevan candidatos distintos.

 

La región del Évora es quizá la mejor expresión de ese liberalismo político, muy parecido al de Guasave, donde los ciudadanos se organizan en comunidades más libres y políticamente más impredecibles, por lo que vaticinar una tendencia y un pronóstico electoral resulta muy complicado y, aquí sí, se pueden considerar como “pleitos caseros”.

 

La región del Évora es una zona política muy abigarrada, no es descartable que en los tres municipios se dé una decisión salomónica: angostura para el PRI; Salvador Alvarado para MORENA – PAS; y Mocorito para el PRD.

 

Cosa distinta va a ocurrir en la elección del gobernador, donde el candidato de MORENA – PAS, Rubén Rocha, lleva mano por sus raíces y presencia política de mucho tiempo en la región, tanto que, en 1998, cuando fue candidato a gobernador por el PRD, fueron esos tres municipios los que le ganó a Juan S. Millán, el candidato del PRI y que Emilio Goicoechea del PAN no ganara ninguno. Pero eso es historia dirán algunos.