columna joseluis

Desde el 2018, cuando el PRD - Sinaloa perdió su registro como partido estatal y nuestro estimado y mal logrado amigo Audomar Ahumada asumió el relevo de la dirección en esas condiciones, el objetivo central de Audomar y la dirigencia que encabezo fue recuperar dicho registro y volver a colocar al PRD como una institución pública al servicio de la sociedad, de los que menos tienen y la democracia.

 

Para ello trazó entonces tres ejes de trabajo hacía la elección 2021: reorganizar la estructura del partido en los municipios, recuperar la vinculación social a través de la comunicación y las luchas sociales, e invitar a los activos sociales de todos los sectores para ciudadanizar la propuesta electoral del PRD.

 

Desde entonces no se excluyó a nadie ni se sectarizó con ningún partido ni sector de la sociedad, convirtiéndose el propio Audomar en un motor de la convergencia de todos ellos hacia el 2021, ruta que lamentablemente se truncó con su deceso y me atrevo a afirmar la causa de su muerte, porque sentía que la pandemia podía detener y tumbar el proyecto político que con tanto esfuerzo venía construyendo.

 

Y así sucedió, porque no hubo por quienes se hicieron cargo de sus responsabilidades de darle continuidad a sus objetivos, manifestando una severa irresponsabilidad al extremo de dejar tirado los trabajos y ahora pactar una coalición con el PRI y el PAN sin los más mínimos condicionamientos a los valores y esfuerzos de PRD, como habían sido la ciudanización de la propuesta electoral, la equidad de género y el indispensable funcionamiento democrático de las instancias del partido que había construido Audomar. Como ahora se reflejan en los acuerdos de la dirigencia nacional y operados por la dirigencia estatal tanto en la construcción de la coalición como en el funcionamiento del partido.

 

Todo esto se vino a reflejar en el convenio que firmó el PRD con el PRI y el PAN el pasado 23 de diciembre, donde uno de sus acuerdos fue que el PRD encabezaría el distrito VI federal, al que de manera unilateral el PRI le puso nombre y apellido el pasado lunes 4 de enero junto con los cuatro distritos que le correspondían a este, nominando al ex dirigente de la C.N.C y senador de la república por el PRI, el señor German Escobar.

 

Esta es la expresión más elocuente del centralismo que impera en la dirigencia nacional del PRD, quien negocio e impuso una candidatura netamente priista para que electoralmente representara al PRD en Sinaloa y ni tan siquiera le diera a conocer previamente a la dirigencia estatal para que esta lo evaluara y avalara si así fuera el caso, condiciones elementales de cualquier partido mínimamente democrático.

 

Está claro que la negociación de la coalición nacional para la elección federal corresponde a la dirigencia nacional del PRD, pero también es cierto que el PRD en Sinaloa tiene una dirigencia estatal y estructura en la mayoría de los municipios, dirigencias que desconocieron estos acuerdos y por consecuencia no tuvieron ninguna opinión al respecto al extremo de ser exhibidos por el PRI.

 

En política como en la vida la forma es fondo y si ahora, que apenas comienza el proceso electoral se dan estos desfiguros, es de imaginar el trato que les espera a las dirigencias del PRD en Sinaloa.

 

Uno de los ejes de la estrategia que desarrollo Audomar siendo el presidente del partido fue trabajar por las alianzas que le permitieran preservar el registro nacional y recuperar el registro local que se había perdido, objetivos que necesariamente deben alcanzarse con votos para el PRD por lo que obviamente era de suponer que todos sus candidatos debieran tener identidad con el partido o por lo menos un compromiso anticipado.

 

Por eso cabe la pregunta ¿de qué manera el PRD podrá alcanzar esas metas?. Es cierto que queda por definir el candidato a gobernador que se deberá apoyar y los candidatos de los 24 distritos, quedando pendiente el número de candidaturas comunes que se podrían pactar en las presidencias municipales.

 

Al final del día el futuro inmediato para el PRD no pinta promisorio y después del bochorno que le provocó el PRI es difícil pensar que no ocurra en los posteriores acuerdos. Lamentable y triste para tanta gente que trabajó junto con Audomar estos últimos dos años.