columna joseluis

Sin duda, la decisión del PRI será clave para ir definiendo la contienda y el nivel de las otras alianzas que tendrán que hacer ahora los candidatos.

 

Lo digo porque de las precandidaturas del PRI hasta ahora vistas, los más probables son las de Juan Alfonso Mejía, titular de la SEPyC, la de Jesús Valdés, presidente del PRI en Sinaloa, y el senador Mario Zamora, los tres jóvenes de nueva generación del PRI y cada uno con grupos de poder que los apoyan, pero no coinciden.

 

Y creo que cualquiera de los tres, o algún líder empresarial que al final se meta en la pelea, no le será fácil amalgamar esos grupos, salvo que generen un amplio y generoso acuerdo en la coalición PRI, PAN y PRD, donde ya se han repartido las cuotas correspondientes y si acaso, al candidato a gobernador, le dejarán algunos ajustes pero no el mando de la campaña.

 

Esa es una debilidad que tendrá respecto a Rubén Rocha y Sergio Torres, que llevarán voz y voto, por decirlo de alguna manera a las definiciones de candidaturas a todos los puestos que se van a disputar en Sinaloa.

 

Incluso, hay además en contra, no solo Rubén Rocha y Sergio Torres, sino también por lo menos seis candidatos a gobernador de los partidos que buscarán alcanzar su registro, así como los independientes donde puede registrarse como serían Arnulfo Mendoza.

 

El PRI y la coalición que encabeza no lo tendrán nada fácil, porque es el partido con más liderazgos, equipos políticos profesionales y nexos con grupos de poder que no los podrá acomodar a todos en la competencia, y es probable que algunos busquen otros derroteros, por ejemplo Sergio Torres.

 

Es cierto que tiene una ventaja muy importante, en la coalición de antemano se suman los votos de cada partido para todos los candidatos y esa es la ecuación más valiosa que tienen y el obstáculo mayor para Rubén Rocha y Sergio Torres, además de la dispersión de votos que provoca la fragmentación con tanto candidato, ciertamente que a todos resta, pero a los que más puede afectar es sin duda al abanderado de MORENA y al de MC.

 

Por eso, va a ser muy interesante el comportamiento y la decisión del gobernador Quirino Ordaz, que hasta ahora no hay síntomas de plegarse al supuesto acuerdo con AMLO y entregar la elección, lo que habla de una posible apuesta por una realineación al PRI.

 

Por todo ello, el PAS y Héctor Cuén son indiscutiblemente el fiel de la balanza, que determine muy probablemente al próximo gobernador de Sinaloa.

 

Si es así, ese será el trago más gordo que tendrá Rubén Rocha y con ello uno de los pivotes estratégicos para su campaña y toda la disputa, que así es muy probable veamos una competencia nacional, seguramente mucho más intensa y disputable que la del 2018.