columna joseluis

 

Se dice que la diferencia del hombre del resto de las especies es su capacidad de pensar y con ello de transformar racionalmente su entorno, así como darle un sentido propio a su existencia, por lo que se considera el elemento motor de su existencia, tanto que se considera la última de las libertades y la más sagrada de la existencia de los individuos.

 

Por ello es alarmante lo que está ocurriendo en nuestro país con respecto al controversial ejercicio del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y la llamada Cuarta Transformación, o “4T”, como el gran suceso después de la revolución de 1910, con la característica de un dogmatismo radical que vaya en el fanatismo en algunos casos y tiende peligrosamente a una visión totalitaria del proceso, que puede resultar fatal para el proyecto de la 4T y por consecuencia para el país.

 

El extremo se ha comenzado a dibujar con los discursos de John Ackerman y el del escritor Jorge Zepeda Paterson, el primero desde la óptica programática y el segundo desde el ejercicio de la libertad de expresión.

 

Para el primero todo el pasado es una conspiración neoliberal que debe ser borrada de la historia porque han sido los creadores de los jinetes del apocalipsis actual que vive el país y producida por los malos como si la vida del país no fuera un proceso de lucha incesante donde se han producido cambios positivos y negativos que han desbordado a los últimos gobiernos por su incompetencia para transformar y las complicidades que permiten la descomposición.

 

De donde desprende que todo lo que visualicen y lleven a cabo es razonablemente justo y necesario, tanto como admitir que el fin justifica los medios, aunque estos sean peores y provoquen males mayores, lo que se traduce que se vale todo mientras se en aras de AMLO y la 4T.

Para este pensador no hay límites, todo está permitido en aras de la “transformación” a la que han sido predestinados como un destino manifiesto y todo se debe subordinar y alinear a ello.

 

Zepeda Paterson, premio “Planeta” de literatura y columnista del prestigiado diario español “El País”, en su artículo “quienes odian al presidente López” ha clasificado más de diez categorías de críticos de AMLO sin valorar absolutamente ninguna de las críticas, sino desde su óptica la única razón de sus juicios, como si la vida y de manera concreta el ejercicio de gobierno y la política no ofrecieran argumentos suficientes para los debates.

 

Para este escritor no existen los hechos cuestionados del ejercicio político del presidente y las acciones de su gobierno, para él todo lo que se opina y discute se origina y explica en una “profunda motivación personal” de lo que se deduce que todo está alejado de los hechos, por tanto son fantasías para atacar y dañar al gobierno de la 4T y que todos consideran a AMLO un peligro para México, en resumen, no existen Texcoco, Santa Lucía, Dos Bocas, el tren Maya, la violencia, el desprecio a las mujeres y múltiples señalamientos que eluden.

 

Al final, para estos “librepensadores” de la 4T no hay hechos y lo que existe en las críticas al gobierno de MORENA son ánimos y malos deseos contra AMLO, como si el gobierno lopezobradorista estuviera en el limbo y no enfrentando problemas de un país en crisis y apurado por riesgos mucho mayores en el contexto de la pandemia y la crisis mundial.

 

En general, en política y más en una democracia, es profundamente lamentable la falta de diálogo y controversia, imagine usted censurar y descalificar por definición a los adversarios. Pues simplemente eso rige en la lógica del totalitarismo.