columna jose luis lopez duarte

2° de 3 partes

 

Es difícil saber hasta dónde llegarán tanto la crisis sanitaria como la crisis económica, pero así como llegó la enfermedad también llegará la carencia, y en muchos casos la quiebra, episodio que también urge empezar a atender por los gobiernos con las previsiones y provisiones posibles.

 

El virus se veía lejano, por allá en China y hasta “pitorreo” provocó particularmente de parte del presidente de la república, pero el virus llegó y nos cogió desprevenidos y desarmados en muchos aspectos de salud, además de existir una crisis histórica de los servicios de salud y la transición del sistema hacia uno nuevo (INSABI) por el cambio de gobierno.

 

¿Qué tanto nos afectará? Dependerá de la velocidad, atingencia, eficiencia y liderazgo en el sector salud, como también requiere ya en el sector económico.

 

México viene de una depresión económica que llevó en el 2019 a un crecimiento del cero por ciento y ya antes de la pandemia se pronosticaba un crecimiento tan solo del uno por ciento para el 2020, es decir, que las proyecciones eran mínimas, cuando apenas se ponía de pie la economía, llegó la pandemia y con ello un desastre económico, que algunos calculan entre el 6 y el 10% de reducción del PIB nacional.

 

¿Pero hasta dónde pueden llegar las cosas cuando el foco mayor de la pandemia está en Estados Unidos? Para empezar ya tienen casi la mitad de los infectados en el mundo y ya es el país con más defunciones, además de que en las primeras dos semanas perdieron 17 millones de empleos, al grado de echar mano de 2.2 trillones de dólares para paliar el daño económico.

 

Comento lo anterior por dos razones muy concretas: la balanza comercial entre Estados Unidos y México ronda los 450 mil millones de dólares, el 95% del comercio internacional de México; y la segunda, que México recibe más de 35 mil millones de dólares de remesas cada año. Ambos aspectos tendrán serias consecuencias en nuestro país a corto y mediano plazo.

 

La crisis inmobiliaria del 2008, el catarrito que afectó a casi todo el mundo, provocó en México la pérdida de casi 600 mil empleos y ahora, tan solo en el mes de marzo, se han perdido 350 mil y no se sabe hasta dónde puede caer, pero seguramente el pronóstico será peor.

 

No son buenos tiempos para México, ni son tampoco de corta duración. La pandemia ya es dramática y ojalá no alcance niveles a los que han llegado otros países, pero seguramente va a empeorar, lo mismo que las condiciones económicas del país.

 

Por ello es vital hacer todos los esfuerzos por la unidad política y social de los mexicanos. Es cierto que necesitamos un nuevo pacto fiscal desde los años noventa, después de la crisis de 1994, la del FOBAPROA. También son ciertos los desatinos del gobierno de la república y muchos gobiernos estatales. Pero pese a todo son tiempos de unidad y se requiere la mayor inteligencia para ello. Por eso cabe felicitar la iniciativa que encabeza el Dr. Julio Frenk y la periodista Denisse Dresser, que ya aglutina a más de 5 mil mexicanos que proclaman la unidad de todos ante el Coronavirus.

 

Hoy corresponde hacer a cada quien lo que le toca y por eso no debe haber institución que no haga nada. Las autoridades de salud ya hacen lo propio y las económicas urge se pongan a trabajar a todos los niveles.

 

En Sinaloa ¿Cuántos instrumentos económicos tiene el gobierno? ¿Cuáles son las urgencias económicas más importantes ante la pandemia? Hay un millón de trabajadores de bajos ingresos y con inestabilidad laboral ¿Qué hacer con ellos y con qué? Hay más de 50 mil negocios que integran las MIPYMES ¿Cómo y con qué se les va a apoyar? En Sinaloa existen más de 300 mil desempleados y empleados temporales ¿Cómo se les va a ayudar?

 

En fin, son múltiples los asuntos económicos qué atender y por eso urge que el ejecutivo estatal, junto con el congreso del estado y los grupos empresariales, elabore un plan de emergencia y medidas que frenen el ciclo catastrófico que parece se configura en la economía.

 

No es complicado, y aunque parezca mentira, tienen mucho qué hacer.