columna jose luis lopez duarte

 

Categórico y contundente fue el senador Rubén Rocha Moya el pasado jueves 6 de febrero en la tribuna del senado de la república, cuando sostuvo la defensa de la educación como una de las actividades más libres que deben existir, o la actividad libre por su esencia, al demandar respeto irrestricto a la autonomías de las universidades del país, “y a las que no la tienen también”, como una posición irreductible ante las amenazas y agresiones que ahora viven algunas universidades en el país.

 

En particular, el caso de la UNAM, que ya tiene 70 planteles paralizados, se demandó que el senado de la república exhortara, sobre todo, al diálogo, la no intromisión de fuerzas externas y la promoción de la violencia al interior de las universidades de afuera y de adentro, donde el diálogo y la tolerancia deben prevalecer como las premisas de quien pretenda acuerdos conciliatorios.

 

Sin duda hay muchos problemas en las universidades del país, donde cada una tiene su cada cual, pero también es cierto que todas, absolutamente todas, tienen procedimientos y sistemas para la búsqueda de soluciones, por lo que son ellas, esas universidades, quienes deben buscar la solución y los cauces más apropiados para permitir esa libertad vital para la educación.

 

Por eso resulta excelente el refrendo que expuso el senador Rubén Rocha sobre la autonomía, porque aunque todas las universidades sean distintas y sus problemas diversos, existe eso que les es común a todas aún, como dijo el senador, “aunque no la tengan”.

 

La enseñanza que al respecto no ha proporcionado la Universidad Autónoma de Sinaloa, son ejemplares, con sus luchas en diversas etapas contra el caciquismo regional, el dogmatismo político, el atraso y el desorden, así como el desdén, el acomodo y el derroche, hasta llegar al reordenamiento y actualización después de un ciclo histórico.

 

Y aquí cabe la pregunta ¿Estamos ante un nuevo ciclo histórico que amerita la revisión de todas las instituciones?

 

Yo creo que sí, y siendo tan categórica la posición del senador Rubén Rocha Moya también debe existir el reconocimiento de que se ha agotado otro ciclo en el país y que el cambio de gobierno del 2018, más allá de quién ganó y quién perdió, resultó la expresión de un movimiento profundo de una crisis del modelo neoliberal, crisis donde es probable que se haya incubado el fin de ese modelo y a todos exija esta nueva etapa del país, revisar todo, incluida la educación y las universidades.

 

Recientemente hay quienes están planteando las ideas de un modelo post neoliberal, sin ponerle aún nombre y menos todavía definir sus contenidos, pero es posible que para allá vaya porque si no puede resultar en un retorno al pasado.

 

Por eso es muy importante destacar los valores que prevalecen como la autonomía en la educación, los aspectos fundamentales de una democracia participativa y la siempre urgente necesidad de atemperar la desigualdad disminuyendo la pobreza y mejorando la distribución de la riqueza.

 

Es seguro que si esto está ocurriendo ya, el camino será arduo, largo y difícil, donde esperamos que la experiencia nos ilustre.