columna joseluis

 

El 2021 será muy difícil que existan coaliciones electorales como las que se dieron el 2018, tanto nacional como localmente aquí en Sinaloa, perspectiva que invierte los ejes de la construcción pre electoral, por la sencilla razón de que todos los partidos deberán ratificar su condición de partidos políticos, con una votación mínima del 3% cada uno, porcentaje que en coalición electoral para la mayoría es muy difícil obtener.

 

La mayoría de los partidos políticos no querrán ir acompañando como rémoras a los partidos grandes que encabezarían las coaliciones totales y que básicamente serían el PRI, PAN, MORENA y quizá el PAS, dependiendo de las circunstancias.

 

Entonces ¿Qué será lo primordial de una estrategia electoral para el 2021?

 

A como pintan las cosas, ningún partido de los grandes (PRI, PAN, MORENA y PAS) dará ningún paso más allá de lo que el calendario electoral indique, por lo que entonces deberán ser los liderazgos quienes muevan las piezas del ajedrez político y armen el juego de cada quien.

 

Serán los prospectos a candidatos quienes empiecen los movimientos e indiquen las pautas a seguir, incluso para los partidos.

En esa lógica hasta hoy solo existen dos liderazgos encampañados y tejiendo ya sus alianzas preliminares: Quirino Ordaz Coppel y Rubén Rocha Moya, el gobernador y el senador.

 

El 2019 el gobernador elevó su activismo político, superando en este año lo que había hecho en sus primeros dos años, incluso su ofensiva contra MORENA y el senador Rocha, pretendiendo el socavamiento hasta la genuflexión política del morenismo sinaloense, iniciativas y ofensivas que se mantienen sin tener aún un pronóstico definitivo.

 

El senador no se ha quedado de “brazos cruzados”, primero resistiendo la embestida por quince meses en el congreso del estado, pertrechado en el liderazgo de la diputada Graciela Domínguez Nava.

 

Luego se concentró en el trabajo de sacar adelante la nueva ley general de educación, resultado que le liberó de muchas ataduras políticas y le permitió tomar la iniciativa política con aquel “primer informe legislativo” de los senadores Rubén Rocha e Imelda Castro, que concentró una gama de políticos de todo el país y todos los partidos, pocas veces vista en Sinaloa.

 

Hasta hoy esos han sido los liderazgos políticos que abiertamente se encauzan hacia la sucesión del gobierno. El PAN y en particular un grupo, el de los Clouthier y los Coppel, han atisbado con el petate de Heriberto Félix Guerra y Juan Pablo Castañón, mochiteco ex presidente de COPARMEX nacional, mientras que por el PRI hay quienes mencionan a Aarón Irizar, pero el que si anda activo y pretendiendo encabezar al PRI es el senador Mario Zamora.

 

Sin duda, el factor “x” de la elección lo será el gobernador Quirino Ordaz, quien determinará en buena medida el resultado según su inclinación, que aunque es del PRI, en esta elección habrá posiciones insospechadas, lo que no lo descarta en ningún lado, y será donde él decida.

 

Mientras que el senador Rocha, liberado de muchas ataduras, algunas atávicas que le sugieren “lealtad” a toda costa, como si todos los días fueran iguales, los escenarios políticos los mismos, los adversarios iguales y las alianzas inamovibles, construye acuerdos, compromisos y pactos de trabajo desde ahora, quizá pensando en un programa nuevo para Sinaloa, donde la política sea el sagrado instrumento de la construcción de una nueva sociedad.

 

¿Qué va a resultar? Poco a poco iremos viendo cosas nuevas, por lo que es muy recomendable para todos abrir la mente para campos más extensos.